La administración del presidente estadounidense, Donald Trump, anunció las líneas generales del plan de reforma fiscal, autodenominado como “la mayor reforma fiscal de la historia” y que contempla una reducción del 35 al 15 por ciento del impuesto sobre las ganancias de las empresas.
En medio de reportes que le califican como el presidente más impopular de la era moderna y justo antes de llegar a los 100 días de mandato, Trump intenta limpiar su imagen y ganarse el favor de sus votantes, en especial de los empresarios, gremio del que proviene.
Con indicaciones generales y sin detalles de temas clave, la medida también prevé una rebaja del mismo procedimiento para los trabajadores.
Según el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, se trata del mayor recorte de impuestos y la mayor reforma fiscal de la historia del país. Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Mnuchin aseguró que dichas medidas permitirán alcanzar una tasa de crecimiento económico anual de más del tres por ciento.
Tal criterio, sin embargo, no es compartido por la principal figura demócrata en el Comité de Finanzas del Senado, Ron Wyden, quien cuestionó los cálculos de tales proyecciones.
“La idea es que usted podría recortar el código tributario por enormes sumas, miles de millones de dólares, y que todo se componga por el crecimiento económico, no sé de ningún analista que esté mirando esto de una manera objetiva y piense que esos números encajan”, apuntó.
De acuerdo con el secretario del Tesoro, la reforma no incluye las inversiones masivas previstas para modernizar un porcentaje significativo de la infraestructura estadounidense.
Con anterioridad, Trump anunció que su administración invertiría unos mil millones de dólares para carreteras, puentes, túneles y aeropuertos.
Para el diario USA Today, el anuncio de este miércoles responde al interés del jefe de Estado en intensificar la actividad legislativa antes de llegar el sábado a sus primeros 100 días en el cargo.
La aparición del esquema fiscal ocurre cuando el Congreso continúa sin un consenso en torno al tema de la atención de la salud y aumentan los temores sobre el déficit presupuestario.
En medio de ese panorama, el presidente sorprendió a medios y legisladores el viernes pasado cuando dijo que esta semana abordaría el tema tributario, pues los líderes republicanos del Congreso dijeron que no tienen prisa en mover el asunto y lo ven como un esfuerzo a más largo plazo.
Figuras del partido rojo como el titular de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, sostienen que cualquier reforma fiscal debe tener neutralidad de ingresos, lo que significa que no incrementaría la deuda.
(Con información de PL)