El jefe de la Casa Blanca, quien ha condenado el déficit comercial norteamericano, particularmente con la nación oriental, agregó que este proceso es difícil para China porque, según consideró, ese país se acomodó a las ganancias en el intercambio con Estados Unidos.
La delegación enviada por Trump cerró ayer en Beijing dos días de negociaciones en las que se alcanzaron algunos consensos, pero no se logró ningún acuerdo para evitar la amenaza de guerra comercial que parece rondar a las dos mayores economías del mundo.
Durante esos diálogos, los funcionarios norteamericanos, entre ellos los secretarios del Tesoro, Steven Mnuchin; y Comercio, Wilbur Ross, dieron a conocer una amplia lista de demandas, entre ellas que en los próximos dos años China reduzca en 200 mil millones de dólares el desequilibro en el intercambio.
Otras peticiones reportadas por medios estadounidenses incluyen que Beijing deje de subsidiar industrias clave y baje las tarifas sobre sus importaciones.
Varios analistas consideran que las exigencias de Washington son duras y pueden dificultar la rapidez de un eventual acuerdo, en momentos en los que ambas naciones plantean la posibilidad de imponerse millonarios aranceles.
Las quejas de Trump sobre la balanza comercial y una investigación que arrojó el supuesto robo de tecnología, propiedad intelectual y competencia desleal de Beijing, llevó a que el republicano anunciara gravámenes para miles de artículos chinos y prohibiera la venta de componentes a la empresa ZTE.
Diversas fuentes ven la amenaza de esas tarifas como una herramienta que la administración Trump pretende utilizar para obligar al país oriental a hacer concesiones en esta área.
El gigante asiático respondió con un aumento en los aranceles a más de 200 productos estadounidenses y dos recursos ante la Organización Mundial del Comercio.
Antes del encuentro de esta semana, medios como The Wall Street Journal estimaron poco probable que la representación norteamericana pusiera algo nuevo sobre la mesa de negociaciones, pues su agenda principal debía enfocarse en reiterar las advertencias arancelarias y ver la respuesta de sus contrapartes. pgh/mar