Un amor nacido desde la lucha y sellado por un símbolo

Céspedes y Candelaria Acosta  (Cambula) //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Céspedes y Candelaria Acosta (Cambula) //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Febrero 14.- En la historia de nuestra Patria no sólo encontramos hechos vinculados a los combates por la independencia, sino que en sus páginas descubrimos hermosas memorias de parejas que unieron sus vidas en el amor y también en la lucha.


Una de estas coplas vinculadas a nuestro territorio y a la provincia de Granma, la conforman el padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes con Candelaria Acosta Fontaigne, Cambula, la mujer que en el ingenio de La Demajagua confeccionó con su propia ropas y telas lo que es hoy el mayor símbolo respetado por los verdaderos cubanos, nuestra primera bandera, la de La Demajagua, la tricolor de la estrella solitaria que más tarde se transformaría al diseño actual.


Al llegar al museo de este Monumento Nacional podemos encontrar en una de sus salas imágenes que nacieron de esta hermosa historia llena de amor propio y por la Patria. Cambula había nacido el dos de febrero de 1851 en Veguitas, jurisdicción de Manzanillo, cerca del ingenio Demajagua. Era hija del jefe de campo del ingenio, o el mayoral como se les conocía, y su infancia y adolescencia transcurrieron en la hacienda propiedad de Céspedes.


El amor entre Cambula y Céspedes nació luego de que este hacendado enviudara en 1868. De la relación amorosa y unión extramatrimonial del Padre de la Patria con la mestiza campesina que lo amó, nacieron dos hijos: Carmita y Manuel; la niña llegó en campo insurrecto, durante la guerra, y el varón vio la luz en el exilio de Cambula en Jamaica.


Cambula tenía apenas 17 años, cuando su padre, durante una de las reuniones preparatorias para el alzamiento independentista ofreció sus servicios a Céspedes para confeccionar la bandera de la insurrección.


Tras fracasar en sus esfuerzos de obtener la tela necesaria para confeccionar el pabellón, la joven decidió armarla con un vestido azul, un retazo blanco y un mosquitero rojo de su padre.


En una de las fotos del museo que guarda tanto amor de esta pareja, podemos ver el testimonio de cómo nació aquella primera bandera, cuando Carlos Manuel le pide a su amada que elaborara el estandarte.


Así se puede leer en una de estas vitrinas.«El nueve de octubre de 1868 en la noche Céspedes le pide a Cambula que confeccione una bandera que identificara al movimiento revolucionario próximo a iniciar. El diseño fue echo por Céspedes en un papel: los colores serían los mismos que la de Narciso López, pero imitando la forma de la bandera de Chile.


La bandera de La Demajagua fue incorporada al tesoro de la República por decisión de la Asamblea Constituyente de Guáimaro, en abril de 1869.


Céspedes queriendo conservar el histórico estandarte para las futuras generaciones se la hizo llegar a su esposa Ana de Quesada, que se encontraba exhiliada en los Estados Unidos en 1871. Al regresar a Cuba la ilustre patriota en 1899, trajo consigo la significativa reliquia, salvándola para el patrimonio de la nación».

Imagen que recoge parte de la historia de la confección de la bandera por Cambula, que se encuentra en una de las vitrinas del museo del parque nacional La Demajagua //Foto cortesía de la Dirección Provincial de Patrimonio en Granma


Este símbolo que había nacido sin dudas del amor de Cambula por Céspedes y por el deseo libertario de su amado, es una muestra de lo que puede lograr este sentimiento. La historia recoge otros momentos significativos relacionados con este pedido de Céspedes que salió de las manos de uno de sus amores.


Las memorias relatan que el 20 de mayo de 1902, día del nacimiento de la República de Cuba, Cambula se presentó en la Cámara de Representantes junto a su hijo Manuel para entregar la bandera confeccionada por ella y enarbolada por Céspedes en La Demajagua. Desde entonces este pabellón presidió desde un lugar de honor las sesiones del Congreso.


Cuando en 1928 se dio a conocer que el gobierno español, en gesto de buena voluntad, devolvería al pueblo de Cuba la “bandera de Céspedes” que se encontraba en el Museo de Artillería de Madrid como trofeo de guerra, surgieron dudas sobre la autenticidad de la que se encontraba en la Cámara de Representantes.

Imagen de Cambula con la bandera en sus manos al reconocerla como su propia creación y que se encuentra en una de las vitrinas del parque nacional La Demajagua //Foto cortesía de la Dirección provincial de Patriminio en Granma


Sobre este suceso en el propio museo del parque del nacional La Demajagua se puede observar una foto que recoge el momento.

En ella se puede leer:
«La discusión involucró a importantes personalidades cubanas y extranjeras, ya que se trataba de un asunto de estado.


La solución al tema surgió a propuesta del diputado Ginestá Pauncet, veterano de las guerras de independencia, quien propuso buscar a Candelaria Acosta para que aclarara la cuestión.


Así, en sesión extraordinaria del Senado cubano, el 16 de abril de 1928 la ilustre patriota reconoció la autenticidad del lábaro conservado en Cuba».


Finalmente, se pudo comprobar que la bandera que presidía la Cámara de Representantes era la confeccionada por Cambula; lo que fue ratificado por la misma anciana en una visita que realizó al Congreso y en la que expresó emocionada:


«¡Esta es la bandera! La misma que confeccionaron mis manos el nueve de octubre de 1868. No es otra. La reconozco en la franja azul que recorté de un vestido mío. No es la emoción la que me obliga a decirlo, sino la propia bandera que tengo delante de mí».

Imagen del momento en que Cambula reconoce ante el Senado la autenticidad de la bandera creada por ella, que se encuentra en el museo del parque nacional La Demajagua //Foto cortesía de la Dirección Provincial de Patrimonio en Granma


Precisamente de este emotivo momento para Cambula se encuentra una de las frases más hermosas en el Museo de La Demajagua de lo que dijo esta mujer casi sin visión ante la Enseña Gloriosa:


«¡Gracias, Dios Mío, que me Permites la Felicidad de Volverla a Besar!«.


Sin dudas fue ese un gran instante para Cambula, me la imagino con lágrimas en los ojos al ofrecerle un ósculo al símbolo que había nacido en medio del amor y de la lucha.


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2 comentarios en “Un amor nacido desde la lucha y sellado por un símbolo

  1. Carlos manuel de cespedez debe estar rebolcandose en la tumba y desesperado por salir de la misma y acabar a plan de machete con estos comunistas que han degenerado una nacion tan prospera y hoy sumergida en el lodo gracias a esta plaga

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