Un cangrejo loco en el malecón manzanillero (+Fotos)

Manzanillo. Enero 29.- A orillas del golfo del Guacanayabo un cangrejo loco invita a los manzanilleros y foráneos, a disfrutar del exquisito sabor del arte culinario que identifica esta tierra, y a refrescar de la tentadora brisa del mar que baña a esta ciudad.

Se trata de un nuevo restaurante fruto del proyecto de desarrollo local de este municipio, que salió de la idea del trabajador no estatal Josué René Murillo Gamboa. Una oportunidad para estar en contacto directo con la naturaleza de nuestro litoral, y tener al alcance opciones bien criollas, bien cubanas.

Este sitio ocupa el lugar de lo que otrora fuera la unidad gastronómica El machito, un área que se especializó en la venta del cerdo asado, lugar que ya se mostraba en un constante deterioro que afectaba la imagen del malecón local.

«Justo en febrero del 2020 pasado comenzó a gestarse este proyecto que había nacido varios años atrás, pero a pocas semamas de iniciarse todo nos comenzó a afectar la pandemia causada por la COVID-19, por lo que tuvimos que inaugurar a finales de año», detalla Murillo Gamboa.

Este acogedor restaurante tiene como propósito rescatar las tradiciones de la cocina de la antigua región de Manzanillo, muchos platos que ya prácticamente quedaba en la memoria de sólo pocos manzanilleros y desconocidos totalmente por las nuevas generaciones. «Nos basamos en todo el arte culinario que aparece en muchos libros antiguos de esa región, y de lo que se consumía y elaboraba en el ingenio La Demajagua y en estas comunidades aledañas», resaltó Murillo.

Así usted podrá encontrar las mismas comidas que consumían los mambises con sus nombres originales. «Por ejemplo usted podrá encontrar las Migajas de gato, El cura se desmayó, María Moñito, La Macha paría, y otros más que no son nombres inventados por nosotros, sino que existen en la cultura culinaria de aquellos tiempos.

Entre los postres insignia, que es la especialidad de la casa, se encuentran las diferentes variedades del boniatillo, el endulzado con miel, con coco, y el que lleva como nombre Bollo prieto que se realiza con coco y plátano maduro, aderezado con miel, un dulce muy popular en aquella época de los mambises y de la colonia española aquí.

«La receta de este postre usted lo puede encontrar en los documentos del archivo histórico local, del cual nos nutrimos para establecer nuestros servicios. En estos documentos incluso aparecen solicitudes de estos dulces para ser enviados a España para que allá valoraran y apreciaran las cosas que se producían en estas tierras», detalló este manzanillero frente al proyecto.

Todos estos platos están confeccionados fundamentalmente a base de carnes, vegetales y boniato como vianda. «Le pongo por ejemplo el que se nombra La Macha paría no es más que un ajiaco bien condimentado y con carne, que antes de ofrecerlo a la mesa en la casuela de barro donde se va servir se depositan lazcas de cerdo asado al jugo o a la brasa. Este es un ajiaco bien manzanillero muy popular en el barrio Santa Elena.

Otro como El cura se desmayó es una berenjena reyena de arroz, salsas de vegetales y carnes una ración que sale todo cocinado dentro de la propia berenjena, y así muchos platos que se olvidaron, como también los dulces de los tomates», dijo Josué.

Otra idea creadora de este sugerente restaurante es el rescate de las tradiciones más sencillas y básicas de la coctelería cubana. «Por eso que aquí el coctel insignia de la unidad es el saoco que no es más que agua de coco con un trago de ron, y tenemos el cubanito, el mojito, la sangría», señaló Murillo.

Del trago representativo de la unidad, el saoco, surgido por los propios mambises, el líder de este proyecto confiesa que «muchas personas no conocían este trago, incluso la parte más jóven de la ciudad que nos visita, como tampoco conocían como se hacía una canchánchara, otra opción nuestra aquí».

En el Cangrejo loco hay un lema que los identifica: Bien criollo, bien cubano, por eso su creador no duda en decir que «es que esa la esencia de este proyecto, si se fijan en nuestras ofertas resaltan los ajiacos en sus diferentes variantes, las carnes de cerdo asadas, trabajamos mucho a base de la parrilla, las brochetas, las espadas, los pinchos y muchas ofertas a la plancha.

Nuestra vianda distintiva es el boniato porque la encontramos todo el año, hemos tomado como fruta el coco porque de él podemos aprovechar su agua, y con él tenemos además el saoco, los dulces como la cocada, lo aprovechamos también en el boniatillo, y en Cuba todo el año hay coco».

Este es un proyecto con un valor significativo para su creador Murillo, así lo confiesa a este redactor. «Es que esto es para demostrar al pueblo de Manzanillo, sobre todo a la juventud que sí se pueden hacer cosas sencillas, nobles, cubanas y que se rescatan y respetan las tradiciones nuestras, porque si nosotros no sabemos de donde venimos, no podemos saber hacia donde vamos».

Este trabajador por cuenta propia se siente muy confiado y contento con los 14 trabajadores con que cuenta su unidad porque «lo mejor que tiene este proyecto es que es un colectivo joven, esa es mi mayor satisfacción porque si hoy hemos logrado todo lo que tenemos, lo hemos hecho gracias a este grupo de bisoños que le hemos ido dando cursos, preparándolos, nos falta muchísimo por hacer, pero es emocionante ver esa juventud trabajando, esforzándose, creando cosas nuevas, con el deseo de aprender aquellos platos viejos. Otra de mis mayores satisfacciones es cuando alguien te agradece volver a disfrutar aquella bebida, comida o dulce que ya estaban en el olvido», dijo Murillo.

En su colectivo encontramos a Diana Oliva una joven chef de 27 años que se siente muy complacida de demostrar a los clientes todo lo que aprendió en un curso de superación profesional durante seis meses en la provincia de Villa Clara. Esta manzanillera confiesa que la vez que llegó a este lugar le impactó mucho, «cuando Murillo me hizo la entrevista su manera de pensar y de proyectarse. De echo nunca había desempeñado mi profesión en Manzanillo y acepté porque me gustó, es que prefiero lo diferente».

Esta muchacha creó aquí un nuevo plato moderno que ya se inserta dentro de las propuestas de la carta de la unidad junto a sus ofertas de la tradición culinaria de la región. «Esa propuesta surgió de casualidad, le llamamos Camarón cabezalgo, un plato sencillo de hacer pero con muy buen sabor, no lleva puré de tomate ni condimentos excesivos, lleva vino cabezalgo, por eso lleva ese nombre, cebolla, ajo, picante, azúcar derretida y una pizca de vinagre, algo exquisito.

Este se acompaña con el arroz amarillo con vegetales y el boniato como vianda».
Esta joven emprendedora, como lo es todo el colectivo de Cangrejo loco, tiene hoy un compromiso con este proyecto, «seguir trabajando bien, continuar creando cosas nuevas que nadie tenga», señaló Diana.
El restaurante tiene en su diseño un salón para fumadores y otro para no fumadores.

Al entrar al lugar con amabilidad le preguntarán si usted prefiere o no fumar dentro de la unidad donde se le ubicará por su preferencia. «En el salón para fumadores se ponen a disposición los ceniceros y otros utensilios, y se pretende crear una propuesta para este público que será sólo los viernes para el consumo del reconocido habano. En el otro no hay nada que pueda insitar a las personas a fumar, un atractivo que también tiene este local», subrayó Murillo.

Futuros proyectos
Para próximas fechas de celebraciones que se nos avecinan el Cangrejo loco tendrá atractivas y sugerentes propuestas.
«Queremos hacer la canchánchara más grande de Granma y la brocheta más grande de esta provincia», dijo Murillo para seguir ganando clientes e imponerse en la preferencia del pueblo y del turismo local.

Para el próximo 14 de febrero hay otras propuestas novedosas, «queremos para esa fecha, que vamos adquirir algunos habanos inaugurar una nueva opción sólo para los viernes. Los fumadores podrán venir a disfrutar en el salón destinado sólo para ellos el servicio de marinar habanos.

Este proyecto no sólo se quedará en esta área, sino que pretende crecer en otros espacios en desuso del malecón manzanillero. Muy cerca de allí a sólo pocos metros existe una carpa que no está brindando servicio alguno, por eso Cangrejo loco tendrá allí un nuevo local para una cafetería.

«En la antigua carpa del Café criollo, en desuso desde hace varios años, pretendemos hacer una cafetería parrillada donde será un espacio más íntimo, más pequeño, sólo con seis mesas. Tendremos ubicadas ahí tres máquinas para hacer helados de varios sabores que se va a producir ahí mismo con frutas naturales.

También contaremos con unas nevadoras para crear estos jugos naturales en forma de granizado, se venderán además diferentes bocaditos, sándwiches, y queremos llegar a ofertar 10 variedades de café. En este mismo sitio después de las cinco de la tarde deseamos que además de ser cafeterías, que se vendan bebidas alcohólicas siempre luego de que concluyan las jornadas escolares.

Esta opción queremos inaugurarla en sus primeras prestaciones para el 14 de febrero, y pienso que con ella se le va a dar una vida a esa esquina que hoy está apagada, sucia, llena de escombros, y que con esto se va a sanear incluso el ambiente social que se mueve en esa área», manifestó el líder de este proyecto.

Bien criollo, bien cubano
Esta es una nueva y sugerente opción con la que cuentan los manzanilleros gracias al empeño de un grupo de jóvenes emprendedores del sector no estatal. Una microempresa de cuentarpropias con ideas renovadoras para que usted sienta el placer de disfrutar de las tradiciones culinarias de la región que datan desde nuestros mambises hasta hoy.

Si usted lo prefiere será complacido allí por los muchachos del Cangrejo loco que laboran en dos turnos de trabajo todos los días, de lunes a jueves desde las 11 de la mañana y hasta las 11 de la noche, mientras que este horario se extiende un poco más los fines de semana. Una oportunidad más para disfrutar en familia y con amigos del gusto bien criollo, bien cubano.