Manzanillo. Octubre 12.- Hoy se celebra en varios países de América Latina el Día de la Raza una denominación que se estableció por el mestizaje derivado del encuentro de dos grupos culturales; la raza blanca española y la indígena, cuando en 1492 se produjo el descubrimiento de América por el marino genovés Cristóbal Colón.
Desde entonces costumbres y hábitos se mezclaron y en nuestro caso se estableció la identidad que representa al cubano como fruto de la amalgama de varias tradiciones. Sobre el reflejo del encuentro entre esas dos culturas en Cuba conversa con nuestra redacción Santiago López Martínez, historiador de la ciudad de Manzanillo.
«Para hablar del tema es imprescindible tener presente, primero, el poblamiento aborigen de Cuba y América. La visión sobre este poblamiento fue conocida a través de las crónicas de Indias escritas por los conquistadores y que se realizaron con muchas distorsiones, una fue consecuente del sistema imperante de España.
Otra es que no se realizan de forma intencional sino como ellos vieron al llegar a estas tierras las formas y costumbres de esos habitantes», introdujo el tema el historiador.
López Martínez agrega que «uno de los cronistas más acertados fue Bartolomé de las Casas que nos dió a conocer los tres tipos de cultura que observó al llegar a la isla de Cuba.
Una cultura muy atrasada que la llamaron guanatahabeyes, una con cierto desarrollo que eran los siboneyes y la que mayor desarrollo alcanzaba en costumbres, tradiciones y actividades económicas que eran los taínos».
El historiador reflexiona además en su entrevista como esta clasificación de la cultura aborigen se mantuvo por muchos años. «Realmente lo que ocurrió en 1492 fue un encuentro entre una cultura de un grupo de habitantes que no se conocía como numerosa, que vivían fundamentalmente en Cuba, y otros que llegan y traen también sus costumbres y tradiciones.
Ya en Cuba existían esos llamados aborígenes con diferentes formas de habitar y actividad económica. Entre esas costumbres estaban la de la tierra como bien común para todos, el manicato en el matrimonio en la parte de los taínos, la práctica de creencias religiosas fundamentalmente en los taínos también.
Conocían de los fenómenos naturales que se producían e incluso se preparaban para ellos, existía el culto a la fertilidad. Estas costumbres unido a las existencia de vivir en comunidad eran rasgos comunes de aquellos habitantes», dijo Santiago.
El historiador agregó que «al llegar los conquistadores traen su propia cultura que se une a la de los aborígenes lo que permitió más tarde con la cultura africana formar el llamado criollismo en Cuba donde se formó un hombre que no era aborigen, español ni africano, sino que tenía sus propias costumbres que hasta hoy mantenemos mucho.
Los aborígenes tomaban algunas de las prácticas españolas que era una cultura más desarrollada, incluso perfeccionaron la religión aunque seguía siendo un elemento místico.
Lógico hay otras situaciones que se dan en la formación cultural de los aborígenes derivado que ellos vivían en comunidad y los conquistadores a lo que venían era a enriquecerse, por lo tanto se comenzó la explotación del hombre por el hombre, nunca habían hecho el papel de ser un esclavo y eso fue dividiendo la comunidad hasta su exterminio. Incluso los españoles tomaron algunas usanzas de los aborígenes como el baño y el aseo personal diario.
Podemos afirmar entonces que no se produjo descubrimiento en Cuba, sino encuentro entre una cultura más desarrollada que era la europea con otra que tenía gérmenes de inicio de un desarrollo de acuerdo a las condiciones en que se vivía por los aborígenes.
En nuestro caso era un poco más desarrollada pues ya conocían el fuego, por lo tanto el proceso de alimentación se había perfeccionado, ya no sólo parte de ellos desarrollaban la caza, la pesca y la recolección, sino que se dedicaban a la agricultura, otros se fueron desarrollando y hasta la ganadería se practicaba.
Ese encuentro de una cultura aborigen con la europea se ha ido perfeccionando, por ejemplo en el idioma español los que vinieron a conquistar no nos dejaron una verdadera lengua, en muchas ocasiones eran jergas, pero ese idioma se fue perfeccionando hasta nuestros días.
Hoy tenemos un grupo de palabras, nombres, frases que son propias de ese encuentro y de origen aborigen comenzando por el patronímico Cuba, aquí en nuestra provincia Yara, otros nombres de plantas, tradiciones alimentarias como la confección del casabe, la creación del pilón que en aquellos tiempos era para triturar maíz u otra semilla y hoy se usa mayormente para el café.
El orgullo que tenemos los cubanos de ese encuentro es el ser españoles y defender nuestro idioma que tan rico es, quizás más que otro por la cantidad de sinónimos y antónimos que tiene y nos permite comunicarnos.
También el hecho de mantener nuestra propia identidad fruto de varias culturas la aborigen, africana y española que nos forjó como país y nos dio esa actitud de mantener muchos valores que se han ido formando con la cubanía, lo nuestro.
El hecho de identificarnos con el humanismo, de ser solidarios, cada vez que viene un extranjero a Cuba confiesa que lo que más le llama la atención es lo solidarios que somos, la manera de saludarnos todos los días, de tener la posibilidad de que en cualquier momento sufrir algún problema personal o social y luego sobreponernos a eso y hasta reírnos de lo propio que tuvimos es identitario del cubano.
La condición de ser patriota y rebelde que en el criollismo se inicia una conciencia de lucha para ser libres, independientes y soberanos, por lo tanto, eso lo heredamos de nuestros propios aborígenes como Guamá y Hatuey, de los africanos y los españoles», concluyó el historiador de la ciudad de Manzanillo.
Celebremos entonces hoy el Día de la Raza con el orgullo de haber sido una de las tierras americanas descubiertas en 1492 por Colón, acontecimiento que ocurrió el 27 de octubre por la zona oriental de Cuba con la llegada del almirante y sus hombres a bordo de la Niña, la Pinta y la Santa María. Festejemos con el honor de que el marino nos haya identificado como «la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto».