Un homenaje diferente este segundo domingo de mayo (+Audio)

El segundo domingo de mayo es una fecha de marcada tradicionalidad debido a que se celebra en nuestro país y en otras latitudes el día de las madres. Para los cubanos es sinónimo de fiestas, besos, abrazos, regalos, postales, panetelas, flores, etcétera; sumamos también las serenatas y los encuentros interfamiliares.

Para algunos de manera personal es gozo pleno, para otros es desbordamiento de nostalgia y recuerdos. Pero para este 10 de mayo la significación debe tomar irremediablemente un matiz y un giro diferente, no quiero detenerme en el por qué, solo quiero insistir en el cómo.

Se necesita que adaptemos las tradiciones de este día a las exigencias y circunstancias actuales, pensemos por ejemplo, que este año esdtán prohibidas las visitas a las necrópolis, no habrá venta de flores, no se colocará transporte para apoyar el traslado de las personas al camposanto ni se permitirán las reuniones familiares con elevado número de personas.

Todo esto puede ser muy impactante si se tiene en cuenta que para cada ser humano la madre es sinónimo de grandeza, pureza y pedestal y a ella debemos lo que somos, por lo que cualquier acción resulta insignificante para reverenciar el gozo de su día.

Pero este día de las madres también pasará como fecha marcada rígidamente en el almanaque, pensemos esperanzadamente que saldremos de este triste trance por la vida y tendremos la posibilidad de entonces, quizás, poder besar a mamá sin el nasobuco puesto.

Tengamos en cuenta que no hay mayor ni mejor acción que cuidar la salud de quien nos dio la vida, y no habrá acto más consciente y veraz que en el segundo domingo de mayo entregarle la seguridad de que todos sus hijos, nietos o hasta bisnietos  y más, están todos a salvo porque se ha cumplido desde la acción familiar con las exigencias que ha establecido el sistema de salud en Cuba. No habrá regalo mayor para mamá que sentir que está cuidada y protegida, atendida y homenajeada, aún y cuando pudiera faltar algún regalo, que por mucho valor  monetario que pueda poseer no se compara jamás con el valor humano que le da, la de estar entre los miembros de su familia.

Hagamos un segundo domingo de mayo diferente donde sabemos no faltará esa palabra grande donde cabemos todos: Felicidades Mamá…

 

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