Una obra de infinito Amor acompañando el dolor

sala Oncohematología Hospital pediátrico Hermanos Cordovés // Foto Lilian Salvat

Las historias de nuestros niños no todas son iguales ni tienen impregnado tanto amor, dedicación, esmero y tristeza, son disimiles e impredecibles.
Agradecer a la vida y a la Revolución cubana por tanta bondad es el orden de estos infantes y sus familias que son atendidos en el Hospital Pediátrico Hermanos Cordové de esta ciudad costera, por todo lo que se hace con ellos y el incalculable valor que tienen, máxime si pertenecen a la sala de Oncohematología.
Este servicio se esmera en el cuidado y atención a pacientes con patologías de esta índole, su premisa fundamental es la calidad de vida y la excelencia en el trabajo que allí se realiza con pacientes de la provincia de Granma.
El equipo médico que se desempeña en esta noble y sufrida causa lo integran una doctora especialista en este tipo de enfermedades , siete enfermeras calificadas para desarrollar este trabajo, dos pantristas e igual número de auxiliares integrales, además de una laboratorista que se ocupa de realizar los exámenes especiales que requieren estos pacientes.
La sala atiende a niños y niñas con problemas hematológicos y oncológicos, cuenta con un cubículo para lactantes y cuatro para los mayores de dos años de edad, se destaca que los enfermos de cáncer que acuden allí para su estadía terminal cuentan con dos de estos cuartos para su vigilancia.
Dania Rondón Gregorich es licenciada en enfermería, pone todo su amor en estos pequeños, habla sobre el trabajo en el recinto “se atienden a los pacientes de la provincia Granma, que presentan hemoglobinas bajas, los que padecen de Sicklemia, las anemias ferropenicas, eferositosis que son anemias hemolíticas.”
La también jefa del servicio comenta sobre los cuidados especiales a infantes que padecen de cáncer con sus ojos llenos de lágrimas “les brindamos toda nuestra atención a estos pequeños, que luego de egresar de la provincia de Santiago de Cuba donde reciben su tratamiento, ingresan aquí para recibir métodos paliativos terminales, hasta su lamentable fallecimiento”.

Dania Rondón Gregorich licenciada en enfermería // Foto Lilian Salvat
Dania Rondón Gregorich licenciada en enfermería // Foto Lilian Salvat

Maite Hidalgo Vitres es madre de uno de los chicos que se atienden aquí, al ver a este equipo de prensa no quiso dejar pasar lo oportunidad de decir “Gracias a la doctora y las enfermeras que ponen su atención y cuidados en nuestros pequeños.”
“Por supuesto que mil gracias a nuestro Fidel por pensar en grande y brindarnos todo esto que hoy disfrutamos de forma gratuita, es un privilegio enorme que muchos niños tienen, y es el de poder mejorar su calidad de vida y en ocasiones poder alargarla con estos tratamientos que en otro lugar del mundo son carísimos”, continuó emocionada y con los ojos llenos de agradecimiento la joven madre.

Ebenezer Marín Hidalgo // Foto Lilian Salvat
Ebenezer Marín Hidalgo // Foto Lilian Salvat
Maite Hidalgo Vitres // Foto Lilian Salvat
Maite Hidalgo Vitres // Foto Lilian Salvat

Por su parte su hijo Ebenezer Marín hidalgo de 9 años de edad dice que no sabe cómo pagar tanta dedicación y esmero con que es atendido en este servicio que lo acogía cada mes para su tratamiento, pues este pequeño padece de Sicklemia y desde que nació es hospitalizado aquí.
“Estoy operado, me hicieron una esplenectomía parcial y desde entonces ya más de cinco meses hace y ahora es que vuelvo, parece que la cirugía me hizo bien porque ya no me dan tantos dolores y en estos momentos demoro más en venir al hospital”, ilustra el pequeño con su voz y su cara muy serena, con la seguridad que se le brinda a una persona que padece y no que es padecida.
“Todos ponen su amor en lograr que estos niños y niñas lleguen a una edad más avanzada con una calidad de vida alta esa es la premisa y el primer orden en sus vidas”, al decir de la Licenciada Telma Martínez López Chaves, especialista en laboratorio clínico “

Telma Martínez López Chaves, especialista en laboratorio clínico // Foto Lilian Salvat
Telma Martínez López Chaves, especialista en laboratorio clínico // Foto Lilian Salvat

“Siempre quieren que sea yo quien le realice los complementarios y en ocasiones cuando se trasladan a otro hospital me llaman para que yo vaya a extraerle las muestras, eso es por el cuidado con que se trabaja con estos infantes siempre pensando en cómo hacerles su estancia más placentera”, continúa.
Aunque Isabel María doctora del servicio no pudo estar junto a nosotros en estos momentos por encontrarse atendiendo un pequeño que había sido operado del  bazo y estaba en la sala de cuidados intensivos luchando por su vida, nos dejó su profundo sentir con ese noble acto de amor al estar compartiendo el dolor con este infante y sus familiares.
Amor, dedicación, destreza, admiración y dolor convergen en esta sala donde no solo los pacientes son los que saben querer, muestras de sobras se pueden constatar en el personal que aquí labora, demuestran lo mucho que la humanidad tiene escondido y solo en casos similares sacan a la luz.
La atención médica cubana es de excelencia, sí, que a nadie le quepa dudas y si alguien la tiene que visite este centro hospitalario que por más de un siglo brinda atención a los más pequeños de la cuidad del golfo del Guacanayabo y municipios aledaños.

Un comentario en “Una obra de infinito Amor acompañando el dolor

  1. OK. No me enfadaré porque me olvidaran. Es natural pues no estoy allá. No importa. Estoy orgulloso de todo el trabajo que junto a de Julio, Thelma, Isabel y las enfermeras he realizado a lo largo del tiempo que llevo en el hospital.
    Siempre que salgo me toca trabajar en sitios de gran desarrollo tecnológico y siempre ese desarrollo me hace pensar en los niños del hospital Caimary que es uno de los nombres con que lo conocen los manzanillero.
    Desde este caliente, arenoso y difícil lugar del mundo, el Patólogo Clínico del hospital Caimary.

Los comentarios están cerrados.