Desde sus inicios, la Revolución cubana tuvo entre sus principios el carácter humanista y solidario; una obra social del pueblo y para el pueblo. Múltiples han sido las tareas que se acometieron para lograr la igualdad en beneficio de los cubanos.
El acceso a la atención médica de forma gratuita para todos, sin distinción de sexo, raza, credo o inclinación política, fue una de las aristas esenciales que se logró de igual forma para todos. Las campañas de vacunación que lograron erradicar enfermedades que ocasionaban la muerte de muchos, los consultorios del médico y la enfermera de la familia en los parajes más intrincados de la serranía, es sin dudas una de las más grandes hazañas sin precedente en esta isla caribeña.
La educación gratuita y obligatoria hasta el noveno grado, la eliminación del analfabetismo y el acceso a las nuevas tecnologías en los centros educacionales, es otro logro de importante relevancia de este sistema social que tiene como premisa fundamental el bienestar del pueblo.
Los discapacitados y menos favorecidos también tuvieron sus beneficios con el triunfo revolucionario de enero del 59; disímiles son los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de estas personas necesitadas y que presentan situaciones complejas.
Niños, adolescentes y jóvenes son puntales imprescindibles de esta sociedad socialista que mantiene indicadores optimistas en favor de estos grupos etarios, al mantener bajo el índice de desnutrición por alimentación.
Estas prioridades no solo se extienden a lo largo y ancho del archipiélago nacional, la ayuda solidaria ha sido llevada a ciento de países, que la han solicitado, y sin importar la situación, por compleja que sea, ahí están los cubanos.
Una Revolución humanista, donde lo principal es el hombre y su bonanza, cada medida o acción a tomar es siempre pensando en el bienestar ciudadano, en que Cuba sea cada vez más, un país de los humildes y para los humildes.