La noticia de que Cuba ha mantenido durante el complejo año 2020 la conquista sanitaria de cero transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) de la madre al hijo ha trascendido durante las últimas jornadas en los medios de prensa cubanos, porque son estos voceros consecuentes con el servicio comunicativo a un pueblo al que se deben.
Con un compromiso social que trasciende las fronteras de la información es su enfoque reflexivo y eminentemente de orientación el que predomina, pues se introduce en el entramado de las historias, que narran en detalle el significado e implicaciones del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), y los riesgos que entraña para la salubridad de las personas.
Testimonios, entrevistas, reportajes, e incluso telenovelas, se han hecho eco de la campaña y despliegue que, desde 1986, año de aparición de los primeros casos en la Mayor de las Antillas, coexiste con el resto de los programas en el ámbito de la salud para contener el incremento de los casos seropositivos y contribuir a la formación de conductas responsables con el bienestar y la vida, en aras de prevenir los contagios.
Sin circunscribirse sólo a esta fecha del primero de diciembre, Día Mundial de respuesta contra el VIH/SIDA, los mensajes se extienden a la audiencia e invocan al actuar desde una perspectiva que brinde tanto seguridad a las parejas en sus relaciones sexuales, como el respeto e inclusión de quienes padecen la enfermedad.
La exhortación desde la comunicación a conductas sexuales que propicien placer, felicidad, y a la vez, no transgredan los límites de lo protegido, ha contribuido, de conjunto con el accionar directo de las instituciones sanitarias y educativas, a que Cuba mantenga la prevalencia de la infección de VIH más baja de América Latina y el Caribe, y una de las más bajas del hemisferio occidental, con un 0,4 por ciento de la población entre 15 a 49 años, según datos ofrecidos por representante de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) a nivel nacional.
Desde consejos, charlas de especialistas avezados en esta materia, anécdotas de quienes se sintieron invulnerables y se convirtieron en víctimas, invitaciones a las propuestas que desde el sector médico llaman Hazte la prueba, aportan a la salvaguardia de la salud; inclusive por medio de actuaciones y tramas novelescas radiotelevisivas que instan al razonamiento y proceder consciente para que sus historias no tengan un reflejo en la vida real.
Que en los 34 años de su aparición en esta isla caribeña sólo se acumulen 35 mil diagnósticos de la enfermedad, respecto a los 110 mil niños y adolescentes que fallecieron a nivel mundial durante el 2019 afectados por el Sida, según informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), también se logra por la influencia de este mecanismo poderoso de información a favor perenne del esfuerzo del sistema sanitario cubano por librar al pueblo de las más disímiles epidemias y padecimientos.
Gratifica entonces la supervivencia de más de 28 mil 700 de estos pacientes cubanos, quienes aún en tiempos de crisis y durante la pandemia de COVID-19 han tenido garantizados los antirretrovirales y los servicios asistenciales, a diferencia de unos 12,6 millones que en otras partes del mundo no tuvieron acceso al tratamiento que puede salvar sus vidas, de los 38 millones de personas que viven con el VIH; lo cual impulsa a continuar difundiendo todo lo relativo a la infección para que no haya espacio a las dudas ni al error.
Ante el riesgo epidemiológico que el virus y el síndrome generan, continuar la promoción de salud en los medios comunicativos es primordial, más en las actuales circunstancias donde el nuevo coronavirus también acecha, sin rostro. La voz unánime es Solidaridad mundial, responsabilidad compartida.