La radio parió las transformaciones de saberes sonoros a través del tiempo. Ubicuidad e instantaneidad marcan su paso en un agitado archivo global que guarda acontecimientos: catástrofes, descubrimientos, guerras, golpes de Estado, conflictos, campañas electorales, movimientos sociales, democracia, paz, terrorismo, pandemia, emergencia sanitaria.
En su mente, el oyente convierte las palabras y las acciones en representaciones para obtener un resultado final, sin limitaciones en cuanto a tamaño, realidad, lugar, ambiente o tiempo. Las imágenes auditivas resultan fenómenos compensatorios que permiten a las audiencias construir una visión de lo que escucha, sin necesidad de presenciar directamente el acontecimiento, o contemplar el objeto, y hasta imaginar a partir de una descripción o de una asociación de ideas, sin haberlo visto nunca.
En América Latina, la radio nace con una vocación muy diferente al modelo público de la radio europea. Las primeras transmisiones en los inicios de la década del 20 tuvieron en la mayoría de nuestros países un carácter experimental.
En cuatro décadas aproximadamente el medio fue más de noticias, publicidad y música, sin olvidar radionovelas, radioteatros y radiocuentos que cautivaron a varias generaciones. El género dramatizado caló el alma y el corazón de los latinoamericanos y especialmente el de los cubanos. El Derecho de nacer, Los tres Villalobos, El programa de Clavelito marcaron a una generación en Cuba que reafirmó sus historias y realidades en aquellos géneros radiofónicos que permitieron el reconocimiento propio y de los demás, dando paso a la conformación de una memoria oral, que mezcla lo real y lo imaginario; y vincula a ambos con la identidad a través de trayectorias y relatos.
Xiomara Fernández (Graciela del Busto), Carlos Badías (Albertico Limonta) y Minín Bujones (Isabel Cristina) interpretando una escena en el estudio de CMQ. Foto: Pedro de la Hoz.
La radio acompaña, informa, entretiene y crea un vínculo entrañable con sus oyentes. El contacto entre ambas partes va más allá de la mera transmisión de mensajes y convierte a los radioescuchas, al mismo tiempo, en cómplices, escépticos, críticos, admiradores y detractores de los contenidos radiofónicos.
La radio se inserta y participa en ese espacio de interpretación y producción de sentidos para cumplir con la responsabilidad social que le fue concedida como dueña del aire.
Transmite sonoridades que identifican y perpetuán lo sonoro en el tiempo: la música, las palabras, los efectos, han sido resultado de los esfuerzos humanos por dejar una huella en la historia y ahí ha estado la radio para ello, como aliada en diferentes procesos históricos y socioculturales.
La credibilidad de la radio y su capacidad para generar empatía con los oyentes ha permitido que durante estos meses de pandemia y emergencia sanitaria global las escuchas lograran un aumento significativo.
La audiencia, ahora en casa, experimenta un acercamiento al medio radial a través de diferentes vías. La radio tradicional se complementa con las nuevas tecnologías para llegar por medio de dispositivos móviles y redes sociales y establecer una retroalimentación con sus escuchas, ahora también internautas.
Me permito citar a una periodista argentina Marina Zucchi, quien en un artículo aseguraba recientemente que “Un medio viejo que en agosto cumplirá 100 años reafirma que no resucitó: siempre estuvo vivo, como servicio esencial tildado de antiguo. La radio en tiempos de coronavirus es vacuna”. Anima, cura, consuela, acompaña. En tiempos en que la soledad y el distanciamiento es la mejor forma de mantenerse a salvo, la radio entra a los hogares para llevar su magia sanadora y hacer sentir que no estamos solos.
En tiempos de Covid-19: la radio cubana más cerca de la audiencia
Precisamente, esa sensación de acompañamiento hace que en situaciones de crisis esté presente. En Cuba, durante el paso frecuente de ciclones y huracanes que azotan la isla, la radio ha sido excelente canal para mantenerse informado. Y ahora, en medio de la situación generada por la Covid-19, se reinventa para participar junto a la ciudadanía en el enfrentamiento a un virus mortal.
El Sistema Nacional de la Radio en Cuba está integrado por 100 emisoras, de ellas una internacional, seis nacionales, 19 provinciales y 74 municipales. Del total, 95 transmiten audio real por Internet.
Ante la coyuntura de la pandemia, la experiencia del Sistema de la Radio Cubana en el escenario de la Covid-19 ha otorgado una nueva dimensión a la producción comunicativa en la isla, puesto que no solamente logró unir simultáneamente la mayoría de las emisoras nacionales, sino que permitió develar la grandeza en la vida cotidiana de los cubanos.
El director de la Radio Cubana, Onelio Castillo Corderí, aseguraba recientemente que «Más del 70 por ciento del tiempo al aire del sistema de la Radio Cubana ha tenido un cambio totalmente renovador en esta contingencia epidemiológica. Estamos hablando prácticamente de mil horas diarias, que cambiaron toda su composición y empezaron a mostrarle a nuestro pueblo una propuesta comunicativa diferente.»
Las radios municipales y locales en tiempos de pandemia han transmitido sus mejores historias. Con el cambio en la programación, el relato local se extendió al territorio nacional e internacional, este último, a partir del audio real en Internet. Las historias de cada región del país lograron insertarse en el diarismo de la radio nacional, visibilidad que no era habitual antes del contexto de la pandemia.
Las historias de vida de médicos, científicos, obreros, campesinos, amas de casa…las voces del pueblo en general, llegadas desde diferentes parajes del país, se han insertado en la parrilla de programación de la radio nacional, retomando la narración oral, las vivencias, las tradiciones. La radio cubana abre los micrófonos para ponderar, en primera persona, el relato de quienes resisten y enfrentan la enfermedad.
La radio cubana reivindica su lugar en el concierto mediático nacional en tiempos de crisis, desastres o emergencias. Reafirma en estos meses de #QuédateEnCasa su vocación de servicio, su capacidad para orientar, informar y entretener, pero, sobre todo, su don para acompañar, transmitir confianza y llegar a la intimidad de los oyentes al contar sus cuentos y develar el relato de sus realidades. Demostró que tiene una audiencia fiel y que es posible incorporar nuevos oyentes a partir del empleo eficaz de las nuevas tecnologías. Ella, llega a su aniversario 98 de fundada reafirmando su compromiso de permanecer al lado de los oyentes, especialmente, en los escenarios más difíciles.
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