Hay momentos en la vida de las personas que se atesoran para siempre, y si el instante puede quedar guardado en una imagen, mucho mejor. El primer año del bebé, las anheladas quince primaveras, o el momento crucial en que unimos nuestro destino al de otra persona.
Hoy en día con el desarrollo tecnológico algunos prescinden de los servicios de un fotógrafo profesional, y cámara, o celular, en mano se hacen cargo de la situación. Sin embargo, en cualquiera de las opciones (improvisado o profesional) el acontecimiento amerita lucir el maquillaje adecuado.
Y si alguien sabe de bases, corrector, sombra, rubor, máscara para pestañas, iluminador, brochas y cuanto lleva un kit de maquillaje, es Yaquelín Rodríguez, una muchacha que comenzó con apenas 14 años, y se ha ganado la fama de ser, no una maquillista, sino la maquillista de Manzanillo.
Ella descubrió que le gustaba el arte de maquillar, accidentalmente porque “es esa la palabra, fue un descubrimiento. En el año ´96 Luis Janer rescató la tradición de la estrella y los luceros, y le puso por nombre La sirena y los corales, y yo participé. Para salir en las carrozas había que maquillarse y el primer día tuve quien lo hiciera para mí, pero después no tuve quien lo hiciera más y tuve que hacerlo yo misma. Descubrí en ese momento que tenía esa aptitud.”
Y así antes de cumplir sus 16 años había hecho su primer maquillaje, que aún recuerda, “fue a la hija de un compañero de trabajo de mi papá, y la segunda una sobrina de otro compañero de trabajo de mi papá. Y es algo que recuerdo, porque para mí fue algo valioso, fue lo primero que hice con mis manos”.
Graduada de Peluquera, barbera integral, y a pesar de que es también una excelente estilista y peinadora, su preferencia es embellecer a las jóvenes quinceañeras, y hacerlas lucir hermosas, con la habilidad alcanzada en estos más de veinte años de experiencia en el uso de los cosméticos.
Vinculada siempre a Estudios Fotográficos sabe exactamente que para lograr resultados exitosos “hay que tener en cuenta edad, tipo de piel, tipo de rostro, tipo de color de piel, y el gusto de cada quien, sea boda o sea quince, se maquilla también de acuerdo al gusto de la persona”.
“Hoy en día se usan muchas técnicas de maquillaje que transforman un rostro, pero yo siempre he trabajado con quinceañeras, con bodas, y me ha gustado el maquillaje clásico, ese maquillaje sencillo que te cambia pero te deja seguir siendo tú”.
Y quizás sea esta la razón por la que prefiere usar los tonos pasteles “que me ayudan con cualquier tipo de piel, o de rostro, y en mi opinión particular, no es necesario profundizar en un maquillaje que te cambie el rostro de la persona, sino que hay que lograr que se vea arreglada, maquillada, diferente, pero que no se vea cargada”.
Con asombrosa destreza cambia el pincel, usa una u otra brocha, escoge los colores, pero sobre todo usa sus manos, y es que a pesar de contar con los recursos necesarios para desarrollar esta profesión no tiene “un esquema de cómo hacerlo, simplemente empiezo a maquillar y lo que el rostro me va brindando eso es lo que voy logrando. Y sí, tengo todas las brochas, todos los implementos que se usan en este trabajo, pero lo hago con mis manos, me gusta corregir el maquillaje y siento que estoy en contacto directo con la persona, o sea, que voy haciéndolo muy a mi manera”.
Se define a sí misma como una persona sencilla, que le gustan las cosas clásicas, con preferencia por el amanecer y con la Biblia como su libro de cabecera, y sin dudas, una apasionada por lo que hace.
El buen gusto, su dedicación, y la excelencia de su trabajo, le han dado la fama que entre las muchachas se recomiendan para que busquen a Yaquelín, la maquillista de Moncada, calle donde vive en este municipio granmense, pero que a entender de esta reportera, le queda chiquito el título, para mí, ella es Yaque, la maquillista de Manzanillo.
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