Manzanillo. Octubre 27.- ¿Se ha imaginado permanecer durante 100 días y noches escuchando música de forma ininterrumpida? Tendría que hacerlo para deleitar sus oídos con la riqueza sonora que se resguarda, solamente en cintas, en la fonoteca de la emisora Radio Granma de esta ciudad.
Es el reducido espacio de la casi nonagenaria radio manzanillera un cofre acústico donde se atesora parte de la creación musical cubana y foránea, como verdadero testigo de la historia entre acordes y ritmos.
En sus estanterías organizadas por orden alfabético, géneros, y los estuches enumerados, se conservan más de cuatro mil 600 cintas magnetofónicas, de 15, 20, 30 y 60 minutos de duración y formatos mono y estéreo, colmadas de sonidos variados, que han permitido a los realizadores del medio la difusión masiva del pentagrama musical de todos los tiempos.
Tales soportes, con longitudes entre 190 y 750 metros cada una, acumulan 141 mil 710 minutos de esas notas que constituten un idioma universal, y equivalen a más de dos mil 361 horas de grabaciones utilizadas por los artistas de la planta.
Junto a los 388 discos de acetato de 75 RPM, y los cerca de 470 casetes y CD, conforman el patrimonio sonoro de la planta radiofónica y son punto de referencia para los habitantes de la ciudad del Golfo de Guacanayabo por el caudal informativo que representan igualmente.
Ana Elia Ramos, coordinadora de la Redacción de música de la CMDF, explica que entre los principales valores que aquí se conservan destacan los de exponentes de la cultura local como la Original de Manzanillo, el trío de Niña La Rosa, programas ganadores de premios nacionales de la radio como el de variedades Emisiones, la revista informativa Radar 1590 y el dramatizado El regreso de Billy Banbudín.
También, las voces de personalidades como el uruguayo Jorge Ibarra, uno de los fundadores del Radar 1590 y de su seguidora Haciendo radio; guarda discursos del Comandante en Jefe Fidel Castro en sus visitas a esta localidad.
Como una de las prioridades del sistema de la radio cubana, refiere Ramos Rodríguez, de conjunto con los sonidistas se trabaja en la digitalización de todos estos materiales para proteger la riqueza acústica de los mismos, un proceso que implica limpieza del sonido y masterización para asegurar su calidad y salvaguardia, porque el paso de los años pone en riesgo su vitalidad.
Las fonotecarias Idania Acosta Machado y Ana Diez Vega, y la especialista en música Iriana Maceo Rivero, aportan toques de sensibilidad a este gran archivo de sonidos, que constituye orgullo permanente de los radialistas manzaniĺeros, y en especial cada 27 de octubre, Día Mundial del Patrimonio Audiovisual.