Artificios ortopédicos por una mejor calidad de vida

A las puertas del Laboratorio Provincial de Ortopedia Técnica, localizado en la ciudad de Manzanillo, llegan a diario hombres y mujeres afanosos de encontrar cura y corrección de afecciones que ensombrecen sus vidas.

Allí, un colectivo de 36 trabajadores transforma diferentes materiales en artificios ortopédicos que resultan indispensables para el tratamiento efectivo de enfermedades, fundamentalmente en niños y adultos mayores; de ahí que su máxima es “lograr la excelencia en los servicios de salud en la asistencia a los pacientes”.

Con este ánimo de revertir el dolor, sus profesionales se erigen benefactores de quienes hoy padecen patologías congénitas o adquiridas, y otras que afectan a la población mayoritariamente envejecida en la Isla, entre ellas la escoliosis, el cáncer de columna, la osteoporosis o enfermedad del siglo según el experimentado doctor Rodrigo Álvarez Cambra, y amputaciones de miembros inferiores.

“De ello viene la dosis humana de lo que hacemos, porque los pacientes que acuden a esta área, en particular, son los que necesitan de una prótesis para incorporarse a la sociedad y nosotros se lo propiciamos”, explica George Viché Silega, licenciado en ortoprótesis del laboratorio con 15 años de desempeño en la especialidad.

Entre los más de un centenar de artificios que confeccionan los 14 técnicos en las áreas de bandaje, ortesis y prótesis, sobresalen estas últimas, por devolver el andar firme a quienes por razones disímiles pierden sus piernas.

“Durante este año se han beneficiado con estas 41 personas, y además de tener el acceso a las prótesis: transtibial (por debajo de la rodilla) y transfemoral (desde el muslo) por un precio de 90 y 125 pesos en moneda nacional, respectivamente, reciben los servicios de reparación y sustitución de las mismas”, comenta Viché Silega.

Tal cometido resulta trascendente al valorar que “el costo de una prótesis para miembros inferiores es elevado en otras naciones, y para su confección nosotros precisamos de 54 componentes importados de los cuales solo el pie cuesta 100 dólares y la articulación de rodilla por encima de los 500 dólares; sin embargo la producimos”, detalla el director del Laboratorio, Dioversi García Leyva.

“Pese a limitaciones por las materias primas, agrega- el colectivo hace esfuerzos, crea, produce los artificios que en este año están pactados en ocho mil 330, y ventas superiores a los 10 mil 800, que se correspondan con las necesidades de la población”.

Desde su alcance provincial, durante el presente año ya han adquirido sus prestaciones miles de pacientes, con ventas ascendentes a las ocho mil productos entre los confeccionados allí entre fines de 2017 y hasta junio del presente año y las ayudas técnicas proporcionadas por el Centro Nacional de Ortopedia Técnica: como los bastones de diferentes apoyos, andadores, muletas axilares, demandados en especial por los abuelos de casa.

Sito en calle Masó entre Plácido y José de la Luz y Caballero, el centro cumple con su acometido social y puede que en cada hogar de la provincia haya alguna de sus variadas propuestas: collarines cervicales, espolón calcáneo, cabestrillos, fajas, tobilleras, ajustadores.

Así como en las de otras regiones del país; pues a decir de sus trabajadores vienen pacientes de lugares lejanos y, además, confeccionan el corset Milwaukee para corregir desviaciones de columna en curvas de 20 a 40 grados y en el estadio I y II de la enfermedad del shuerman, para niños entre 10 y 16 años, de Camagüey y las cinco provincias orientales.

“Entre los artificios más demandados, refiere el directivo- despuntan las fajas lumbosacro para mujeres y hombres, que en los primeros seis meses del año superan las mil 500 vendidas, las de liposucción elásticas. Disponemos también de las prótesis de mama para féminas con mastectomías. En el caso de las necesidades infantiles, prevalecen los bandajes de rotación o twisters que se indican para los defectos torsionales de la tibia en los niños”.

De estos últimos, en 2017 fueron adquiridos 243 por las familias granmenses y en el período transcurrido del año actual ascienden los 130 twisters confeccionados con destreza en las máquinas de coser del laboratorio, con el sentido de la humanidad y la profesionalidad como complementos esenciales.

“Dentro de nuestra especialidad nosotros dominamos las afecciones ortopédicas desde el cuadro clínico, causa y tratamiento, porque el conocimiento de las patologías nos ayuda a brindar un mejor servicio a la población, al corroborar que se corresponde la indicación del ortopédico a sus necesidades”, refiere Jesús Cañete, especialista con 11 años de labor, mientras maniobra con habilidad la máquina de coser japsew y confecciona las bandas elásticas de los twisters.

La calificación del potencial obrero que allí trabaja define un sello en sus elaboraciones, y favorecen la condición de colectivo moral y destacado entre sus homólogos del país, y con aportes desde la inventiva de sus innovadores a favor de la calidad de vida de los pacientes.

Ejemplo de ello, “la férula termo d o desrrotadora de cadera, en proceso de generalización, creada para pacientes con fracturas de esta parte del cuerpo, que sustituye la bota de yeso y resulta menos traumática y más higiénica. Este año 66 personas han sido beneficiadas, y en el 2017 fueron 162 los aquejados que accedieron a ella”, dice el licenciado Niosbel Montero.

A disposición del pueblo desde el dos de mayo de 1965, el Laboratorio Provincial de Ortopedia Técnica de Manzanillo y su colectivo aportan bienestar a la sociedad, con un alto sentido del deber.

Porque, como afirma Jesús Cañete, “el 90 por ciento de nuestros pacientes lo siguen siendo de por vida, debido a sus patologías de base, crónicas, que no se curan, y precisan los artificios que elaboramos”, cumplen esta responsabilidad y contribuyen a acentuar la nobleza del sistema asistencial médico cubano.