Manzanillo. Febrero 10.- Bella celebró feliz su cumpleaños número 105 junto a la familia que fundó, rodeada de amigos y vecinos del barrio, que llegaron hasta la casa número 336 de la calle General Benítez entre Rabena y Girona, para compartir con ella una jornada especial.
Esta sencilla, humilde y cariñosa mujer se llama Sabina Argelia Perdomo Arias, pero los más allegados prefieren llamarla Bella, porque en realidad, a pesar de los años se mantiene linda con su cabello de color nieve.
Durante todos estos calendarios Sabina no padeció enfermedad alguna, por eso hoy vence el cansancio que le provoca la fractura de su cadera por una caída que tuvo cuando llegó a su centenario, y la isquemia cerebral que devino luego, le hace hablar más despacio. A pesar de todo, Bella se muestra erguida y feliz de su inserción en el club de los 120 años.
“Me siento muy bien, contenta, feliz por estar rodeada de mis nietos y familia. A la Revolución cubana le aporté cuanto pude, y le doy gracias a todos por compartir esta fiesta conmigo”, expresó Sabina.
Visiblemente emocionada Mirtha Rodríguez Perdomo, una de sus tres hijas que le queda, porque Bella vio partir a la eternidad a una de sus retoños, expresó que Sabina “ha sido el tronco de la familia, sus relaciones con los vecinos son maravillosas, hoy mismo recibió muchos regalos de ellos”.
Bella es natural de Amancio Rodríguez, en Las Tunas, lugar en el que trabajó como carnicera durante muchos años. En 1983 vino a vivir a Manzanillo donde asentó toda su familia.
“Sabina es una vecina de prestigio y siempre se entregó a las actividades de las organizaciones políticas y de masas, como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Ella ha dado el ejemplo toda su vida”, dijo Delia Ocaña Santiesteban, una de sus vecinas.
Mercedes García Rodríguez, otra de las amigas dijo que “Bella es una mujer que ha sido muy solidaria, comunicativa, amigable, una persona muy buena”.
La fiesta tuvo lugar en la casa de su hija Mirtha porque a Sabina le están acondicionando una nueva vivienda, gracias al subsidio que el estado cubano le regaló para que tenga una mejor calidad de vida.
Todos se unieron esta vez para regalarle un momento especial, y cantarle las felicidades por ser esa cubana que hoy se mantiene como la guía y faro de sus hijas, para los ocho nietos, los seis bisnietos, el tataranieto y el chozno, que son su verdadera vida.