Bello sigue siendo un fiel seguidor de los pioneros

Juan Alberto Bello Mariño //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Juan Alberto Bello Mariño //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Abril 4.- El manzanillero Juan Alberto Bello Mariño tiene frescos en su memoria los recuerdos de aquellos años en que tuvo el honor de ser uno los dirigentes de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) en el territorio.


Bello, como todos le dicen formó parte desde el año 1981 del destacamento Sierra Maestra que se creó en Dos Ríos, Jiguaní, para atender a los pioneros en las zonas montañosas. Específicamente él trabajó durante tres cursos en la comunidad Cabeza de agua, en Pilón.


De aquella época rememora que «las zonas montañosas estaban prácticamente sin maestros y llegamos hasta allá para trabajar como parte de ese contingente creado por el Comandante en Jefe, unos 300 egresados de educación y otros 300 maestros de experiencia».


Fue allí donde al decir del mismo Bello prácticamente se forjó verdaderamente como maestro. En 1984 regresa a su Manzanillo natal a trabajar con el movimiento de pioneros exploradores del cual es miembro hoy del consejo asesor del municipio.


«En mi regreso al territorio laboré un año en la zona rural de El Secadero en la escuelita César Escalante, al año siguiente me mandan a dirigir la escuela del barrio de Calicito, y luego en la dirección municipal de educación donde me desempeñé como colaborador durante un tiempo».


Ya lleva casi unas cuatro décadas de trabajo junto al movimiento de pioneros exploradores y para él todo este tiempo es «toda una vida de ardua labor». Su accionar ha sido premiado por resultados como el segundo lugar en la zona del Guacanayabo, luego el primer puesto en otras competencias, y fue a partir del curso 1999-2000 que retomé esos lugares que me pusieron en lo alto del podio de los concursos en la región y la provincia», resaltó Bello.


De todo este tiempo hay una anécdota que él recuerda con mucho cariño. «Siempre he participado en todas las preparaciones de los pioneros para las competencias y en una ocasión tuve que orientar a los de la comunidad de Las Novillas, donde tuve a un pequeño que no alcanzaba lograr la habilidad individual, y en tiempo récord prácticamente logré que ese infante sustituyera al que estaba en competencia», rememoró.


Son los pioneros una parte importante de toda la trayectoria laboral de Bello, así lo confiesa pues él prefiere «trabajar con ellos que con las personas adultas. Estos 60 años de la OPJM él los ve como «lo más lindo, el futuro está garantizado», dice este hombre de 61 años que trabaja en la escuelita Juan Echevarría de la comunidad El Palmar.