Califica Rusia de inaceptable la transformación de los países vecinos en un trampolín para el enfrentamiento con Moscú

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, calificó este jueves como categóricamente inaceptable la transformación de los países vecinos en un trampolín para el enfrentamiento con Moscú.

Lavrov también advirtió contra el despliegue de las fuerzas de la OTAN en las inmediaciones de áreas estratégicamente importantes para la seguridad rusa y previno que el escenario de pesadilla de una confrontación militar está regresando.

El canciller ruso subrayó que el principio de indivisibilidad de la seguridad, tanto en el Consejo Rusia-OTAN, como en el seno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), establece que nadie debe fortalecer su seguridad a costa de la seguridad de los demás.

Al intervenir en un encuentro de cancilleres de los países miembros de la OSCE, Lavrov hizo hincapié en que Moscú no está interesado en los conflictos, pero si la OTAN afirma que nadie puede dictar a un país el derecho a pertenecer o no al bloque militar, entonces cada Estado tiene derecho a elegir las formas de garantizar sus intereses legítimos en el campo de la seguridad.

Lavrov precisó que Moscú presentará en breve propuestas para el desarrollo de acuerdos que excluyan cualquier avance de la OTAN hacia el este europeo y dijo esperar que se analicen seriamente y sin excusas.

Entre tanto, el jefe de la diplomacia rusa criticó el silencio de la Unión Europea ante el bombeo militar, es decir, la entrega de armas a Ucrania, lo que alimenta el ánimo de Kiev para sabotear los acuerdos de Minsk y alienta su ilusión de una solución militar al conflicto separatista en el sur de ese país.

Lavrov solicitó a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa enviar una señal clara a las autoridades ucranianas de que es inaceptable revisar los acuerdos de Minsk, base indiscutible para una solución a la crisis con las regiones independentistas de Donetsk y Lugansk.

Lavrov remarcó que ese conflicto no se superará mientras el actual régimen de Kiev eluda el cumplimiento de sus obligaciones legales internacionales de entablar un diálogo directo con Donetsk y Lugansk.

En una reunión que mantuvo hoy con el secretario de estado, Anthony Blinken, Serguéi Lavrov propuso a su par estadounidense unificar gestiones para contribuir a la solución del conflicto interno ucraniano en la región de Donbás, que estalló en el 2014.

Pese a los acuerdos de Minsk suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, con la mediación de Alemania, Francia y Rusia, persisten enfrentamientos esporádicos en el sureste ucraniano.

La situación se agravó en las últimas semanas, después de que el Gobierno de Ucrania desplegara decenas de armas pesadas en la línea de separación con las milicias separatistas, lo cual fue prohibido por los Acuerdos de Minsk.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, constató al mismo tiempo que es alta la probabilidad de operaciones militares de Kiev en el sureste de Ucrania y dijo que eso preocupa mucho a Rusia.

Las autoridades ucranianas ya enviaron a la región 125 mil soldados y oficiales, o la mitad de todos los efectivos de las Fuerzas Armadas del país.

Desde abril de 2014, Ucrania lleva a cabo una operación contra los separatistas que proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en el este del país, en respuesta al violento derrocamiento del entonces presidente, Viktor Yanukovich.

El mandatario cayó en febrero del 2014, como parte del guion de cambio de régimen impulsado por las potencias occidentales, mediante protestas, disturbios y duros enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales.

El derrocamiento de Viktor Yanukovich buscaba sustraer a Ucrania de la influencia de Rusia, con la que compartía una herencia histórica común desde el antiguo imperio zarista hasta la caída de la Unión Soviética.

Como ocurrió de hecho, Kiev se ha convertido en un trampolín de Estados Unidos y sus socios europeos, para el enfrentamiento con Moscú.

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