Tiene rostro, tiene nombre y tiene cuentas abiertas en las redes sociales, luego existe. Pero no está donde dice, no es lo que dice, no ha hecho lo que dice, luego miente.
Nuestro podcast comparte la denuncia más reciente de Pedro Jorge Velázquez, alias El Necio, desde sus cuentas en facebook y Twitter, sobre un joven internauta que se ha presentado en las redes como @ReyInOficial y supuesto presidente de una mesa electoral de un territorio no mencionado, desde donde acusa a las autoridades locales de proponerle hacer fraude el domingo 25 a favor de la aprobación del Código de las familias.
Cuando faltan cinco días para el referendo sobre el Código de las Familias, se están viendo casos y cosas insólitas como éste. Tras la pista del muchacho mentiroso, Pedro Jorge encontró la verdad y Reinier Duardo la comentó, alertando sobre las sanciones que contempla el Código Penal, tanto para las autoridades que indican a violaciones como para aquellos que mientan deliberadamente y ofendan a las autoridades electorales. No sólo en Cuba, en casi todo el mundo existe el delito electoral.
Mentiras y distorsiones como la que denunció Pedro Jorge, se advierten enseguida por quienes estamos siguiendo de cerca el proceso desde el periodismo, pero en la población que se mueve en las redes, sin ser parte del proceso, puede escalar el bulo como si fuera verdad. Desde el minuto en que se decidió llevar a referendo el Código de las Familias, se han ensayado todo tipo de ataques a la norma.
Hasta la caravana de bicicletas de la juventud que recorrió ciudades de todo el país con la etiqueta #CódigoSí fue presentada en algunos medios de perfil anticubano como «un acto del régimen buscando respaldo», todo en términos que buscan denigrar las acciones publicitarias, que son lo más natural y común donde quiera que se lleva a plebiscito una ley.
Bárbara Betancourt apuntó que, considerando la diversidad e intensidad de los ataques que se le han hecho al Código, algunos tan irracionales que no merecen discutirse, la campaña cubana hasta este momento, podría considerarse discreta. Apenas salió la última versión del Código, un artículo de la Joven Cuba reconocía que el Código era muy progresista y de avanzada pero lo invalidaba el estado promovente de la norma.
El ataque, a veces tan irracional, confirma que es un extraordinario paso de avance para Cuba, una sociedad en la que usted puede encontrar discrepancias, desacuerdos, reacciones negativas ante las más llamativas novedades que hacen al Código de avanzada, pero la descalificación del conjunto no es lo común entre quienes dudan. Brotan de los que odian o al menos de los que inspiran a los odiadores.
La preocupación por el modo en que emergen los grupos guiados por el odio en todas partes, desde Europa a la Florida, enlazó indirectamente ambos temas.
El Nuevo Herald en inglés y en español ha publicado el domingo un editorial que refleja real angustia por el avance de las fuerzas supremacistas blancas, mismas que asaltaron el Capitolio en enero del año pasado. Al parecer sus partidarios están mostrando tendencias antisemitas, es decir, contra la comunidad judía y han ido extendiendo su influencia de manera alarmante.
¿Sobra decir que comparten filosofía los Proud Boys, liderados por Enrique Tarrío y la ultraderecha de origen cubano?
En la noche de este lunes en su canal en Youtube, el Guerrero cubano reprisó un programa de marzo de 2021, dónde mostraba los lazos entre ambos y donde Tarrío hablaba de sus pretensiones políticas para acceder al Congreso.
Se parecen demasiado sus discursos para que no se note el parentesco. Puede que esos tipos del Proud Boys, supremacistas blancos, ni siquiera sepan o hablen del Código de las Familias en Cuba, pero no hay dudas de que son camadas de la misma especie que hoy desata campañas descalificadoras de la ley cubana.
Terrible. En eso también se parece mucho este Proud Boy al aspirante a alcalde de Miami Dade. Y los dos a sus mentores, entre los que sobresale Marco Rubio.
Evidentemente, Trump los inspira a los dos. Y lo que comienza siendo un discurso de odio, puede terminar siendo una acción de odio. Un grupo de odio, una nación de odio.
No hay que dudar de los móviles tras el editorial del Herald. Son muchos los que están razonablemente preocupados por los caminos que ha tomado el odio al libre albedrío.