La emisión de este jueves se inicia aludiendo a la directa de Carlos Lazo con Israel Rojas. La presentadora, Arleen Rodríguez Derivet propone a la audiencia escuchar un fragmento en el que se esclarece muy bien las razones por las que Buena Fe no fue a Canadá. En esta directa, Israel habla desde Panamá, donde Buena Fe es el grupo invitado a las actividades de apertura de la Casa Cuba en ese país.
Al respecto, el comentarista Reinier Duardo, hace referencia al respaldo que recibió Buena Fe en las redes, mientras en Panamá se activaba un personaje que anda escondido, el Papparazzi cubano, acusado dentro y fuera de ese país por diversos delitos y llamaba al hotel amenazando con boicotear el concierto del viernes. Interesante que en esta directa de Carlos Lazo se desmintió fuertemente a los tres congresistas anticubanos por sus hipócritas declaraciones, falsas declaraciones sobre su carta para la reapertura de los trámites consulares en La Habana.
La periodista Bárbara Betancourt apuntó que si alguien conoce bien lo que hacen estos congresistas en el sur de la Florida es Carlos Lazo, el profesor que está librando una batalla contra el odio a través de su proyecto “Puentes de Amor” y ha tenido que soportar un boicot y agresión permanente de esa derecha recalcitrante, cuyo vocero desprestigiadísimo se la pasa acusando a Lazo y a todo el que se oponga al bloqueo de agente castrista y de la Seguridad del Estado.
Al respecto, Arleen agrega que es impresionante ver cómo también entre ellos acusan a los supuestos influencer anticubanos de agentes de la Seguridad, en una suerte de uno contra todos y todos contra todos. El capítulo más fresco es entre Saylí González la que se bajó de Archipiélago y Otaola, cuyas plataformas parece que pueden ser investigadas por sus mensajes de odio. Otaola hizo pública una carta sobre la madre de Saylí como trabajadora de una institución del Partido.
En este punto del análisis Bárbara Betancourt apunta que se han demorado bastante en advertir un mensaje de odio y linchamiento que supuestamente ninguna red social admite. Ese es su pan de cada día. Con esos mensajes de odio ganó el dinero para comprarse un rancho y ser aupado por la derecha recalcitrante.
En la noche del pasado martes se armó “la tremenda” porque Otaola volvió a gritar que descubrió la identidad del Guerrero cubano y dijo que ya podía dormir tranquilo. Y ahí fue donde salió una de sus víctimas inocentes: el humorista Juan Karlos. Al respecto, Reinier Duardo recordó que casi le provoca un infarto por las amenazas a su familia y la pérdida de contratos de todo tipo por las acusaciones.
Chapeando se despidió justamente con el sonido que revela lo expuesto anteriormente. Si hubiera justicia en Estados Unidos, seguramente prosperaba la denuncia de Juan Karlos. Esa sí sería una acción contra su mensaje de odio.
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