Manzanillo. Febrero 13.- Decir te quiero más allá de las palabras es posible, cuando encontramos detalles que expresan en sí la ternura del amor.
Privilegio es entonces para los manzanilleros encontrar en un mismo espacio, Floristería El Colibrí, la conjugación de la belleza natural de las flores y la inmensidad de sensaciones que provocan las creaciones de una artesana cuyas manualidades son como caricias al alma.
«Es uno de los pocos lugares que hay en la ciudad para encontrar este servicio, unos amigos me habían contado y sinceramente quedé impresionado por la belleza de las manualidades y la calidad de la atención», comenta un joven estudiante de medicina.
«El manzanillero debe ganar en cultura de regalar algo a sus seres queridos, familiares, amistades, por eventos especiales que acontecen en sus vidas; y estos detalles son especiales para ello, porque la sensibilidad ha de ser la base de nuestras relaciones humanas».
Marinelis Oliva Antúnez es la trabajadora por cuenta propia que comparte el local con las floristas de los servicios comunales; sus manos hábiles y creativas dan vida a materiales como el foami y el papel, conjugados con madera, plástico, tela, para cautivar emociones.
«Nuestras creaciones nacen para compartir un detalle, un regalo que complemente otro necesario, en tanto este llena lo espiritual, emotivo y afectivo que a muchas personas cuesta trabajo expresar», comenta Marinelis sin poder desprenderse de las tijeras con las que recorta pétalos y corazones.
Le basta ese pequeño espacio para significar la inmensidad del sentimiento, gracias al don celestial de salvar, desde el ejercicio médico primero, trastocado hace más de dos décadas en el de sanar con la beldad.
Souvenir, dedicatorias para toda fecha conmemorativa, envolturas, postales y bolsas de regalos, moños de papel, se ofrecen a los clientes por precios módicos en moneda nacional.
«Se va uno agradecido con lo que compra, un regalo tan hermoso en este caso para el dia de San Valentín», refirió Yuri; mientras Albert López, uno de los más asiduos, denota que «el trato a la población es exquisito y el servicio también, porque aquí encontramos esos regalos que llegan al corazón, y ya sea para padres, parejas, amigos, el mensaje está aquí».
Y sí que lo está cuando Kevin y su pequeña hermana no paran de escoger para que su papi Reinier Rodríguez compre a cada uno un presente para su mamá «porque están bellísimas y mamá las merece».
El valor espiritual de las manualidades de Marineli se complementa con los arreglos florales naturales, a base de rosas rojas, blancas, amarillas, gladiolos, azucenas, que las muchachas de la Empresa de Servicios Comunales allí confeccionan.
Ramos planos y redondos, espigas, soliflor, biflor y triflor, adquieren formas en la parte posterior del local ubicado en la céntrica calle Martí de la ciudad del Golfo de Guacanayabo, a petición de los clientes.
Nubia Elvira Ramírez Martínez, florista decoradora con más de 20 años en estas faenas, es una de las artífices de las elaboraciones naturales del Colibrí, y para ella «ambos ofrecimientos nos complementamos, de acuerdo a los gustos quien viene por uno termina llevando de los dos, siempre que contamos con la disponibilidad de flores».
«A nuestros ramos le añaden un moño de papel, una dedicatoria, una postal de las que ella vende», asegura, y se unen lo estatal y lo privado, en virtud de un bien común para una sociedad que precisa de avanzar económicamente sin descuidar el crecimiento hacia lo interior, de cultivar las esencias.
Febrero y su Día del Amor y la Amistad son la oportunidad perfecta para darle riendas a este decir sin palabras, con esas pequeñas cosas tejidas por estas manos creadoras.
Aunque debemos tener la certeza de que todos los días existen motivos para decir te quiero, te amo, te necesito, y encontraremos allí, entre las pinceladas de lo sutil, un regalo sublime para llegar al corazón.