Con fe para sanar (+Infografía)

Manzanillo. Octubre 19._ Conocí a esta mujer por azahares de la vida, por esas cosas que muchos llaman casualidad, para mí no fue así, nos conocimos porque era un propósito que coincidiéramos en esta vida.
Ella es una manzanilllera sencilla, alegre, preocupada y muy responsable; cualidades que la convierten en un ser humano extraordinario; aunque le han tocado vivir momentos extremadamente duros «de los que nunca he hablado porque prefiero olvidar todo», me comenta y agrega » te los voy a relatar pero por favor no digas quién soy, no por vergüenza sino porque aún hay algo en mí que no está curado emocionalmente», por supuesto que acepté, porque la privacidad es un derecho de cada ser humano.
«Recibí un día una llamada en la que me confirmaban que estaba padeciendo de cáncer de mama, se me unió el cielo y la tierra, vi pasar toda mi vida en cuestiones de segundos, la palabra muerte retumbaba en mi cabeza y estremecía todo mi cuerpo, no encuentro las palabras exactas para describir esa terrible sensación, ese encuentro de sentimientos que hundían mi mundo.
Luego trate de no nombrar esa palabra, quedó prohibida en mi casa y aún hoy lo está; pero al mismo tiempo me dí fuerzas y pensé que si otras personas lo enfrentaban y luchaban por su vida, porque yo no, y fue ahí cuando comencé toda mi odisea de consultas, exámenes, operación, una mastectomía total, lo que se conoce como radical de mamas, se extirpa todo el seno, los ganglios linfáticos axilares y los músculos pectorales que se encuentran debajo del seno, así me lo explicó en médico, él me hizo hasta un dibujo de lo que pretendía hacer y que finalmente hizo.
De ahí comenzaron los sueros, es un tratamiento que sabes es para tu bienestar, para matar lo que haya quedado después de la cirugía, pero es algo bien molesto, para mí fue deprimente, ver tantas mujeres que al igual que yo padecíamos de esa enfermedad tan terrible; fueron días de terror para mí, y ni hablar de las reacciones que tuve cada vez que me ponía los sueros, algunas personas no tienen reacciones pero yo sí las tuve y malas.
Solo te puedo decir que es una experiencia muy amarga, es un momento bien difícil, no solo para el enfermo, para la familia también; en el que no te atreves ni a soñar con un mañana porque no sabes si llegarás, en el que los planes no existen y solo cuestionas: Señor por qué a mí, si yo no soy mala, por qué yo estoy en esta condición como leproso, son cosas que te pasan por la mente y que no puedes entender.
Hoy agradezco primeramente a Dios por permitir que pudiera relatar mi historia, ya hacen varios años y siento que el todopoderoso me curó; además de todo el personal médico del Hospital Celia Sánchez de aquí, por su excelente trato, no solo conmigo, sino con todos los que en ese entonces estábamos en tratamientos, de verdad que fueron un apoyo incondicional.
Les recomiendo a todas las mujeres que no dejen de chequearse periódicamente, el autoexamen es algo que no cuesta nada y puede prevenir esta enfermedad y al que ahora la padece, sobre todo que nunca dejen de confiar en Dios que es quien sana».