La desinformación es una de las amenazas más graves para la salud pública y es más dañina cuando alimenta la indecisión sobre las vacunas, dijo hoy la Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne.
“Cada persona de un grupo vulnerable que tenga dudas sobre vacunarse podría formar parte de las tristes estadísticas, una de miles de muertes que se producen diariamente a consecuencia de la COVID-19. Las vacunas están salvando vidas ahora y van a contribuir a controlar la transmisión en un futuro próximo, cuando logremos una alta cobertura de inmunización”, declaró la doctora Etienne en una sesión informativa.
Los informes sobre efectos secundarios inesperados muy poco frecuentes de algunas vacunas contra la COVID-19 no deberían provocar que la gente dude en inmunizarse, dijo.
“Las vacunas suministradas a través de COVAX han sido evaluadas exhaustivamente por los expertos de la OMS. Los beneficios de estas vacunas en la prevención de infecciones, hospitalizaciones y muertes superan los riesgos por efectos secundarios”, señaló Etienne.
“Dado que la información poco confiable se propaga rápidamente, la OPS está colaborando con empresas tecnológicas como Twitter, Google y Facebook para hacer frente a las noticias falsas y garantizar que el público pueda encontrar fácilmente la información precisa”, añadió Etienne.
La trágica cifra de más de tres millones de muertes por COVID-19 en el mundo, casi la mitad de ellas en las Américas, “es un recordatorio de que debemos hacer más para protegernos unos a otros porque este virus sigue siendo una amenaza en cada rincón y comunidad de nuestra región”, afirmó Etienne. Sólo en la última semana, las Américas registraron más de 1,5 millones de nuevos casos de COVID-19 y casi 40 000 muertes.
“Las vacunas contra la COVID-19 no brindan una protección instantánea. Nuestros cuerpos tardan en crear inmunidad al virus después de ser vacunados, y no veremos su impacto completo hasta que más de nosotros estemos protegidos. Recordemos que con las dosis limitadas con las que contamos en este momento la prioridad debe ser salvar vidas. Detener la transmisión de esta enfermedad requiere medidas adicionales”, subrayó Etienne.
Sin embargo, remarcó: “Necesitamos más vacunas contra la COVID-19 para nuestra región. Necesitamos que los países administren rápidamente las dosis que tienen a mano. Necesitamos que las comunidades generen confianza en las vacunas. Y cuando le toque vacunarse, recuerde: estas vacunas pueden salvarle la vida”.
La Semana de la Vacunación en las Américas, que comienza la próxima semana, “es un momento perfecto para recordarnos a todos el poder de las vacunas para salvar vidas. La vacunación es un esfuerzo colectivo y el éxito de las campañas de inmunización depende de todos nosotros”, manifestó Etienne.
Brasil tiene el índice más alto de mortalidad por coronavirus en el Hemisferio Sur
Un enfermo de coronavirus recibe tratamiento en un hospital de Porto Alegre.
Foto: EFE.
La segunda ola de la pandemia de coronavirus ubicó a Brasil como el país con el mayor índice mortalidad por COVID-19 en el continente americano y también en el Hemisferio Sur. El número total de personas contiagadas se acerca a los 14 millones y los especialistas sugieren que la llegada del invierno austral puede conducir a una nueva ola. Mientras que la campaña de vacunación avanza a un ritmo ralentizado con un 13 por ciento de la población vacunada con la primera dosis y sólo un cinco por ciento que recibió la segunda dosis.
Actualmente, el gigante sudamericano contabiliza 176 muertes por cada 100 mil habitantes. Con esta cifra, supera las 172 muertes por cada 100 mil habitantes en Estados Unidos. En Sudamérica, Brasil se ubica a la cabeza, seguido de su vecino Perú que tiene un índice de 174 muertes por cada 100 mil habitantes.
Para el demógrafo, José Eustaquio Alves, investigador del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en un mes la tasa de mortalidad de Brasil podría superar la del Reino Unido (187 muertes por cada 100 mil habitantes) y la de Italia (194 muertes por cada 100 mil habitantes).
Según Alves, Brasil sólo sería superado por Bélgica y algunos países europeos. Por ejemplo, en República Checa el índice de mortalidad por covid-19 es de 267 muertes por cada 100 mil habitantes, seguido de Hungría con 265 muertes por cada 100 mil habitantes. «Son países de clima frío y una estructura demográfica bastante envejecida, más vulnerable a la enfermedad”, dijo Alves. Mientras que en Brasil la población de más de 65 años representa menos del 10 por ciento total.
En San Pablo, la expectativa de vida cayó por primera vez en 80 años a causa de las muertes por COVID-19. El estudio oficial de la Fundación Sedae confirmó la tendencia de reversión demográfica. Del total de los casi 375 000 brasileños que murieron por COVID-19, más de 88 000 son del estado de San Pablo.
Brasil atraviesa una fase crítica de la pandemia. El país tiene un sistema sanitario público colapsado con faltantes en medicamentos y tanques de oxígeno para los pacientes graves de COVID-19. Desde Europa, países como Francia y España mantienen la suspensión de vuelos provenientes de Brasil, donde circula la variante local del virus, denominada P1, originada en la ciudad de Manaos. Considerada mucho más contagiosa, la variante P1 podría generar mas infecciones que otras cepas y demanda más anticuerpos para resistir al virus. Además, la variante P1 dio lugar a nuevas mutaciones como la P2 que circula en Rio de Janiero. Recientemente también fue detectada la variante P4 en el estado de Belo Horizonte, capital del estado Minas Gerais.
En India, escasez de oxígeno, medicamentos y crematorios al borde del colapso
Un trabajador rocía líquido inflamable sobre la pira funeraria en llamas de una víctima fatal del coronavirus, 15 de abril de 2021. Foto: Francis Mascarenhas / Reuters.
La escasez de oxígeno y medicamentos en los hospitales indios es el origen de una situación sanitaria muy grave, pero son también impresionantes las consecuencias de orden técnico que se derivan de esta mortandad. Así, el uso ininterrumpido de los hornos de gas y leña en un crematorio en Guyarat provocó que las partes metálicas comenzaran a fundirse.
«Estamos trabajando día y noche, al 100 % de nuestra capacidad, para incinerar los cuerpos a tiempo», explicó el presidente ejecutivo de la operadora de ese crematorio, Kamlesh Sailor.
La chimenea de un horno eléctrico en Ahmedabad se agrietó y derrumbó después de haber estado en uso constante durante hasta 20 horas diarias en las últimas dos semanas. Algunos crematorios de Lucknow, capital del estado de Uttar Pradesh, se quedaron sin material combustible y tuvieron que pedir a los familiares de los fallecidos que llevaran leña. Entre tanto, en las redes sociales se hacen virales numerosas fotos de los carros de culí cargados de troncos.
También es notorio en esa ciudad el drama de los deudos, que suelen recibir fichas numeradas y permanecer en espera hasta 12 horas para que les entreguen las cenizas. En un esfuerzo por acelerar el proceso, un crematorio comenzó a quemar cadáveres en un parque adyacente, según dijo un funcionario.
Gran parte de la nación está confinada por estos días en el intento de contener la segunda oleada de la infección, que ha reducido la disponibilidad de plazas en hospitales y los recursos necesarios para el tratamiento.
El brote de COVID-19 está en alza en la India, donde el número diario de nuevos contagios se ha mantenido por encima de los 200.000 durante una semana. La última cifra de la agencia PTI, publicada este martes, fue de 259.170 personas infectadas en 24 horas. Peor aún, el incremento se produce también en el número de muertes cada día, que ha llegado a un nivel récord con 1.761 casos.