En un fallido intento por denigrar la rotunda respuesta de la nación caribeña a la pandemia, medios hostiles hacia Cuba manipulan la decisión del Gobierno de abrir cuentas bancarias para recibir las donaciones que personas naturales desean hacer ante la situación que ha creado la COVID-19.
Me siento a escribir estas líneas el día que el doctor Durán informó en su habitual conferencia de prensa que por quinto día consecutivo no se reportaban muertes por la COVID-19 en Cuba. La cifra de confirmados en esa misma jornada fue de solo 9, otro número que también sigue a la baja, y va confirmando lo que hace unos días dijo el Presidente Díaz-Canel: “estamos a punto de dar el golpe final”.
Esa noticia, tan contundente, quizás no sea titular ni tema de seguimiento para aquellos medios que no paran de hablar mal de Cuba, inventar escenarios apocalípticos o, peor aún, mentir sin el más mínimo recato. “Los perseguidores de cualquier nacimiento”, como diría el cantor, ante la respuesta categórica que ha dado la Isla a la pandemia se han quedado sin argumentos y necesitan buscar la pelusa de la contrapelusa, a riesgo, nuevamente, de quedar en el completo ridículo.
Pasaron de inventar estadísticas o cuestionar las que el Gobierno da religiosamente, a intentar plantar muertos por la COVID-19 en las calles cubanas, dar cabida a engañosos audios de WhatsApp, o manipular las decisiones que han ido implementando quienes dirigen el país, esos que también fueron criticados hasta el agobio porque, supuestamente, no tomaban medidas contra la enfermedad. Entonces cualquiera pensaba que estaban preocupados por lo que acá sucedía.
A falta de nuevas tesis con qué llenar sus agendas, hace unos días volvieron a la carga y de nuevo a mentir. Los titulares con la frase infausta de que “el gobierno cubano pedía dinero al pueblo” se esparcieron como mantra por las redes y más de uno cayó en el poder hipnotizador de la mentira.
Manipulaban una de las medidas anunciadas por el grupo temporal de trabajo, encabezado por el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, espacio donde se colegian las decisiones que el país ha ido tomando para darle la estocada definitiva a la COVID-19, con la premisa de salvar vidas y provocar el menor daño económico.
Entonces Gil Fernández informaba acerca de la decisión de abrir cuentas bancarias para recibir donaciones de quienes habían planteado la intención de hacerlo. Con todas sus letras la televisión cubana anunció esa noche que se debía “al interés de varias personas en realizar donaciones en efectivo”, y el sitio de la Presidencia escribía que era para “las personas naturales que lo deseen hacer ante la situación creada en el país”. Según explicó además el titular, el efectivo que se recibiera a través de esa vía se utilizaría para la producción local de alimentos
En ningún momento el Gobierno cubano pidió dinero a nadie, nada más alejado de la verdad. Sencillamente se habilitó una forma de canalizar los deseos de algunas buenas personas por donar, por contribuir, por dar una mano, como mismo se hizo en otras situaciones también complejas. Recuerden ciclones, lluvias intensas y el tornado en la capital.
En definitiva, nada nuevo para un pueblo habituado a compartir lo que tiene; un pueblo con una altísima vocación humanista, curtida en años de embates, y siempre presto a participar.
Pero por qué se ataca ahora lo que se pedía con fuerzas, por ejemplo, cuando aquellos terribles vientos pulverizaron partes de la ciudad de La Habana. Por qué se lanzan contra Gil Fernández, que se ha ganado reconocimiento entre el pueblo cubano, precisamente por su manera diáfana y sencilla de explicar complicados procesos de la economía, mostrarse siempre optimista y contagiar ese sentimiento entre los demás, incluso en las situaciones más adversas para Cuba. Ninguno de esos embistes son gratuitos, en medio de esta batalla tremenda por la vida y el desarrollo económico de la nación.
Días atrás en una de las videoconferencias habituales de la máxima dirección del país con los gobernadores de las provincias y el intendente de la Isla de la Juventud, el ministro de Economía reiteró: “se ha venido recibiendo por distintas vías un conjunto de solicitudes para hacer donaciones en efectivo, de personas naturales, con total voluntariedad, en función de contribuir a enfrentar los impactos de esta situación extraordinaria que el país vive, y a la cual el gobierno está dedicando cuantiosos recursos y haciendo un gran esfuerzo para afectar lo menos posible a nuestra población”.
En consecuencia, agregó, “se van a abrir cuentas bancarias en cada una de las provincias, tanto en CUP como en CUC, para que de manera voluntaria las personas naturales que lo consideren, a partir de los mismos reclamos que han venido haciendo, puedan realizar donaciones en efectivo”.
Esos recursos se van a usar exclusivamente, aseguró, para el desarrollo y fomento de la producción local de alimentos, en beneficio directo de nuestro pueblo.
Este no es un evento local, dijo, como han sido otros en los que se han recibido donaciones de distintos lugares del país. “Ahora es una cuestión más distribuida nacionalmente, por eso lo que hemos concebido para organizar mejor la tarea es que las cuentas estén en cada uno de los territorios y puedan usarse esos recursos de manera local”.
Y remató con una verdad que es imposible ocultar: “El apoyo fundamental, desde el punto de vista monetario, por supuesto que lo estamos enfrentando con cargo a los recursos del Presupuesto del Estado”.
De cuánto ha costado la osadía de esta isla del Caribe frente a la pandemia que ha apagado en el mundo cientos de miles de vidas, se hablará a su tiempo. Por lo pronto, me quedo con las palabras de Fernando Buen Abad publicadas en el periódico Granma: “Las próximas falacias ya están en el horno de los mass media y serán servidas temprano durante el desayuno. ¿Qué hacemos? La verdad es siempre revolucionaria”.
A punto estaba de terminar este comentario cuando saltó un mensaje en mi chat: “¿Sabes dónde puedo conseguir los números de cuentas que se abrieron para las donaciones? ¿Sabes si desde Transfermóvil se puede hacer? Algunos colegas estamos averiguando y queremos aportar a la causa”.
Quien me escribe es Enmanuel Vigil, médico que forma parte de la Brigada Internacional Henry Reeve, un cubano que sabe bien lo que es dar y recibir.
Admiramos vuestro esfuerzo, sin embargo nos molesta ver a vuestro presidente exhibir en una de sus apariciones una camisa que ni yo, que soy abogado y gano para eso dudo en comprar: una camisa de mas de 100 dólares. Cuantos cubanos deberían dar su sueldo completo para comprarle una camisa a este hombre!!!