Cuba recuerda acciones de la Revolución de 1933

Foto: Tomada de www.contraloria.gob.cu
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La Habana, 12 ago (Prensa Latina) La Revolución de agosto de 1933, cuyo aniversario 89 se conmemora hoy, fracasó en el logro de sus objetivos, pero demostró la fuerza transformadora del pueblo cubano y sus organizaciones de izquierda, aseguran expertos en el tema.

El diplomático y revolucionario cubano Raúl Roa dijo que aquel movimiento finalmente se fue a bolina, pero sirvió para deponer al dictador Gerardo Machado, cuyo autoritarismo y violencia le ganaron apodos como Mussolini Tropical y Asno con garras.

Una huelga convocada por el Partido Comunista en los servicios de transporte el 5 de julio de 1933 fue el punto de partida del hecho en el que fue determinante el rol del embajador norteamericano, Benjamin Sumner Welles, que actuó como mediador entre el gobierno y la oposición y luego ayudaría a la fuga de Machado.

El plan estadounidense pretendía dar continuidad al sistema neocolonizador que regía en el país, que denotaba una profunda crisis de la democracia burguesa por la corrupción administrativa y la violencia; para ello planteaba que asumiera el poder Carlos Manuel de Céspedes (hijo).

No obstante esos objetivos fueron frustrados por la acción popular, que irrumpió en los edificios de gobierno y la propia mansión de Machado, quien se vio obligado a abandonar el país de forma precipitada, a riesgo de su vida.

Por varias semanas los movimientos revolucionarios trataron de impulsar reformas que respondieran a demandas populares pero el 4 de septiembre se produjo un alzamiento de sargentos y soldados dirigidos por el entonces sargento Fulgencio Batista, que acabarían con el gobierno.

De acuerdo con historiadores cubanos fueron varios los factores que incidieron en el fracaso de la revolución de 1933, pero señalan como fundamental la falta de unidad de las fuerzas progresistas involucradas.

Batista se erigió como el hombre fuerte de Cuba para los próximos 25 años, periodo en el cual desde el mando del ejército o en la presidencia garantizó los intereses de Estados Unidos hasta que su historia acabó el primero de enero de 1959, cuando huyó de forma similar a Machado, pero esta vez ante una Revolución definitiva.

Machado nunca más podría volver a Cuba y en la década de los años 40 el Congreso de la República dispuso que sus restos nunca pudieran ser traídos a la isla.

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