Custodia soberana por la paz

Vacunación pediátrica a niños entre dos y cinco años con Soberana 02 // Foto Cortesía de un padre

En la luz de un primer pinchazo en los hombros de los cubanos más chicos, que sueñan con colores y alegrías, sin dudas, se refleja la fuerza de esta Cuba que cultiva la esperanza y armonía como baluarte.

Así este Día Internacional de la Paz en la ciudad del Golfo de Guacanayabo, transcurrió matizado con el inocente llanto ante el penetrar de la aguja, y mayormente con las sonrisas de los que sabiéndose gigantes en su pequeñez reciben, risueños, la primera dosis de Soberana 02 como parte de la campaña de vacunación pediátrica cubana contra la COVID-19.

La vida, por encima de todo, es la principal defensa de esta porción del Caribe que hoy despliega su arsenal de sanidad, según la convocatoria de la Asamblea General de Naciones Unidas por la fecha, en aras de Recuperarse mejor para un mundo equitativo y sostenible.

Contrapuesto a la realidad de los más de 100 países que hasta abril no habían recibido ni una sola dosis contra el mortal virus pandémico, es el contexto cubano, que acumula hasta el cierre del 19 de septiembre 18 millones 402 mil 491 dosis administradas de las vacunas anti-COVID-19, nacidas del desvelo perseverante de los científicos para tener en esta rama también soberanía.

Nuestros niños mayores de dos años ahora se incluyen entre los más de ocho millones de personas con una primera dosis, y convierten a la Antilla mayor en la primera nación que vacuna masivamente a sus bisoños, como parte de la sólida respuesta cubana a la situación epidemiológica que ha golpeado a todas las familias del orbe.

Sin pausa, conforme al ideal de paz que promueve la seguridad sanitaria de todos, incluidos los más inocentes y vulnerables, se afianza la obra sanadora de la Revolución, promotora de lo justo e inclusivo, y que se extiende hasta otras partes del mundo.

Los lazos de la ciencia, el sistema médico gratuito y la hermandad igual contrastan con el monopolio de vacunas que a nivel mundial más que interés sanitario denotan interés económico, con una asimetría que privilegia a los más ricos, y deja a las clases sociales de menor poder adquisitivo al amparo del sálvese quien pueda.

Cubanos todos, sin distinción, recibimos el inmunógeno de uno u otro nombre, y se incorporan naciones a su uso como Venezuela, Irán, Vietnam, en demostración del poder de una nación en favor de la vida.

Por tanto, defender estas imágenes de niños y niñas inoculados con la savia de la Revolución por los humildes y para los humildes es custodiar la paz que tanto necesita el mundo.