Desembarco del Granma: Hacia la libertad definitiva de Cuba

Yate Granma
La Habana (PL) El desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956, cerca de playa Las Coloradas, a pesar de adversidades, marcó el impulso vital hacia la libertad de Cuba.

 

Una semana antes, el 25 de noviembre, Fidel Castro y otros 81 expedicionarios zarparon del puerto mexicano de Tuxpan sin imaginar los obstáculos que enfrentarían.

La inclemencia del tiempo imposibilitó cumplir el plan trazado por el líder guerrillero con el movimiento clandestino 26 de Julio en la ciudad de Santiago de Cuba, en la antigua provincia de Oriente, donde el levantamiento en armas del 30 de noviembre buscaba concentrar la atención del ejército.

Sin embargo, mayores problemas quedaban por afrontar, pues el ejército del dictador Fulgencio Batista había descubierto el desembarco y, amparado por un guardacostas y la aviación, disparó contra aquellos hombres que venían decididos a emprender el camino de la victoria.

Durante tres días el grupo marchó hacia la Sierra Maestra y el 5 de diciembre, cuando tomaba un descanso en la zona de Alegría de Pío, fue sorprendidos por el enemigo.

El impacto provocó la dispersión de los guerrilleros y semanas después, de acuerdo con datos oficiales, de los 82 expedicionarios, 21 habían muerto; excepto tres, todos resultaron asesinados por los soldados enemigos.

Luego de varios días de camino, exactamente el 18 de diciembre de 1956 en la localidad Purial de Vicana, Fidel Castro y su hermano Raúl volvieron a reunirse.

Como señalan los historiadores, después de un fuerte abrazo, el líder revolucionario preguntó a Raúl: ‘¿Cuántos fusiles traes?’ -‘Cinco’ respondió su hermano. ‘ÂíY dos que tengo yo, siete! ÂíAhora sí ganamos la guerra!’.

Y así fue, porque desde ahí se recompuso el grupo guerrillero; primero se incorporaron otros expedicionarios del Granma, íconos en la historia de la Revolución: Juan Almeida, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés y el médico argentino Ernesto Guevara.

Posteriormente llegaron las iniciales acciones victoriosas: la toma de un puesto de la Marina de Guerra en el río La Plata; la emboscada a una extrema vanguardia de un batallón de paracaidistas y, sobre todo, la alcanzada el 28 de mayo de 1957 con la toma del cuartel de El Uvero.

La acción dejó 50 fúsiles y miles de municiones al Ejército Rebelde, el cual, a consideración del Comandante Ernesto Che Guevara, consiguió allí la mayoría de edad.

Y, aunque no concluyeron en victorias, también marcaron la historia acciones revolucionarias como el Asalto al Palacio Presidencial en La Habana el 13 de marzo de 1957 y el levantamiento armado del 5 de septiembre en la ciudad de Cienfuegos, en la antigua provincia de Las Villas.

En 1958, el Ejército Rebelde se reforzó notablemente y bajo la égida de Fidel, Raúl, Almeida, Ramiro, el Che y Camilo, por citar algunos de sus relevantes líderes, avanzó por la isla hasta derrotar al dictador Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959.

De ahí el significado histórico del Desembarco del Granma, el cual, al conmemorarse su quinto aniversario en 1961, permitió al Estado cubano fundar las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), bastión para la defensa del país.

Las integran las Tropas Regulares y las Milicias de Tropas Territoriales, y cumplen sus misiones durante la lucha armada en cooperación con los órganos y unidades del Ministerio del Interior y las Brigadas de Producción y Defensa. También forma parte el Ejército Juvenil del Trabajo, que combina misiones combativas con las productivas, las constructivas y las sociales.

Las FAR, junto al pueblo y los órganos de Defensa Civil, asumen la protección de vidas y de recursos materiales del país en circunstancias complejas como el paso por el territorio nacional de fenómenos meteorológicos, como ciclones y huracanes, y otras tareas para la protección.

A 55 años, garantizan la inviolabilidad del territorio nacional amparadas en poderosas fuerzas de marina, defensa aérea y antiaérea; y escuelas, academias y otras dependencias para la instrucción militar. Bajo la guía del General de Ejército Raúl Castro y el legado histórico de Fidel Castro, se erigen en un valladar invencible en defensa de la Revolución cubana.

Por Reinaldo Wossaert Silva
Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.

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