El “Niño” de Etecsa Manzanillo

Manzanillo, Granma.- Cuando hace unas horas indagué por él con los familiares, me comentaron que desde que se acercaba a Cuba el huracán Ian, ya tenía preparado el maletín. Hoy está en Pinar del Río.

Wilfredo San Pedro es uno de los pocos fundadores en activo de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), en esta ciudad del Oriente de la Isla.

Niño, como prefiere llamarle la familia y los amigos del barrio (entre ellos el periodista) o San Pedro, la denominación que usan sus compañeros de labor, no es un novato en este tipo de menesteres porque antes anduvo por escenarios similares de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo.

“Aquí no vinimos a descansar, Robertico. Esto es en ‘combate’ todo momento, para acortar los tiempos de interrupción a las personas; hay que hacer un gran esfuerzo, pero vale la pena. Estuvimos en Cabo de San Antonio, Sandino y ahora aquí en la ciudad de Pinar.

“Uno está acostumbrado a esto, lo que tienes es que utilizar adecuadamente los medios de protección y no hay riesgos. La disciplina, responsabilidad y precaución son importantes”, comenta el Niño, uno de los seis “empatadores” de la brigada de telecomunicadores granmenses, que andan Vueltabajo, para reconectar afectos mediante la “vía 500” o la móvil.



Técnicos de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, de la provincia de Granma, que desde esta semana labora en Pinar del Río

El grupo lo completan seis linieros, igual número de reparadores, un trabajador de logística y dos especialistas de inversiones, a quienes despidieron en la dirección de Etecsa Granma, Yanaisi Capó Nápoles y Francisco Escribano Cruz, máximas autoridades aquí.

Escribano Cruz, gobernador granmense, resaltó la estirpe del equipo y les aseguró que ellos cumplieran la misión, poniendo en alto el mejor valor de las personas: la solidaridad.

Revise su alma aquel que intente calificar de esclavos a estos hombres y mujeres, también. Vacío ha de estar porque no conoce la hermandad sincera; el asumir el dolor ajeno como propio, la impresionante altitud digna del pueblo cubano.

Así de admirable es mi vecino, y el resto de sus colegas de Etecsa Granma que no paran de hacer por Pinar. Cuando regresen serán mejores porque estuvieron donde fueron útiles y yo podré decirle: “Niño, ¡Felicidades, la botaron de jonrón.”