El placer de salvar vidas

Miladis es una de las tantas enfermeras que fueron a la capital a dar su aporte en la batalla contra la COVID-19 // Foto tomada del perfil Facebook de la entrevistada
Miladis es una de las tantas enfermeras que fueron a la capital a dar su aporte en la batalla contra la COVID-19 // Foto tomada del perfil Facebook de la entrevistada

Cuando supe que estaba en La Habana, por mi mente pasó que esta manzanillera, a quien recuerdo de sus andares con su uniforme blanco  por la ciudad del Golfo de Guacanayabo, se había trasladado a vivir para la capital del país.

“Sí, vivo allá, solo estoy trabajando acá, como sabes, ayudando a la Revolución”, fue su respuesta a la directa ¿tú sigues viviendo en Manzanillo? Y enseguida recordé que hace menos de un año publicamos en la página web de Radio Granma su testimonio como colaboradora de la salud en la República Bolivariana de Venezuela.

Miladis Cruz Montero, es una de las cerca de tres mil enfermeras que en este municipio costero desempeña esta humana labor. Con 31 años de experiencia forma parte del colectivo del Policlínico 1 Francisca Rivero Arocha.

“Se hizo un llamado y yo me brinde para venir. Estoy en misión Habana en el contingente 60 aniversario”. Fue así, hacia sólo cinco meses que había llegado de una misión que la retuvo en Venezuela por dos años, y no dudó ni un momento en volver a dar el paso al frente, con el orgullo de ser útil en la primera línea de la batalla contra la COVID-19, en su propio país.

“Estuve en Venezuela, donde también tuve pacientes con  COVID-19 y tuve que enfrentar de forma positiva mi tarea que es la de salvar vidas.”

“Ahora estoy trabajando en el centro de aislamiento del Vedado, en La Habana, con positivos confirmados asintomáticos”, comentó, y sin pensarlo vino la pregunta ¿Qué te llevó a tomar esa decisión, a pesar de los riesgos?, “Nada solamente ayudar a la Revolución y a los pacientes que lo necesitan. Esta misión significa mucho para mí y me siento satisfecha de la labor que realizo que para mí es muy importante”.

Y cuenta que cada día su rutina es “atender a los pacientes, tomarles los  signos vitales cada ocho horas, vigilar si aparece algún síntoma y administrar el tratamiento médico como el interferón y otros”.

Miladis en el centro de aislamiento en La Habana // Foto cortesía de la entrevistada

Licenciada en enfermería  y con una especialidad materno- infantil, presume con orgullo en Facebook ser abuela de dos nietos que viven en la capital cubana. La cuqueo una vez más: ¿Y no te da miedo con ellos, trabajar con personas positivas a COVID? Y la respuesta fue contundente: “Yo tengo mucho cuidado y precaución pero recuerda es mi profesión y me gusta mucho, además jamás arriesgaría a mi familia.”

Sin querer ocupar mucho más de su tiempo, le agradezco y me despido para que continúe en la valiente labor de atender junto a otros enfermeros y médicos, a los 80 pacientes aislados en este centro.

“Hay que protegerse y bajo ningún concepto andar sin nasobucos, aquí nos ponemos dos”, fue su último mensaje.

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