Ser instructora de arte es la pasión que mueve mi mundo (+Fotos)

Misleydis Licea Pacheco //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Misleydis Licea Pacheco //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Febrero 18.- Hoy es un día especial para los jóvenes instructores de arte de la Brigada José Martí porque celebran su jornada de homenaje, que cada año tiene lugar en esta fecha como saludo al natalicio de la destacada instructora de teatro Olga Alonso.


Una de estas manzanilleras que se mantiene por más de 13 años en esta sublime labor de llevar la cultura a las nuevas generaciones es Misleydis Licea Pacheco, quien es amante de su profesión.

Ella es fruto de la tercera graduación de la Escuela de Instructores de Arte Cacique Hatuey en la especialidad de música. Esta muchacha amante de su profesión comparte con nosotros su testimonio de cuanta entrega le ha brindado a la hermosa tarea de cultivar el arte en los niños.


«La motivación para convertirme como instructora la encontré por la actitud que tuve desde niña por pertenecer a los talleres de creación de la Casa de Cultura municipal. Desde pequeña participaba en festivales municipales y provinciales, en aquellos Rayitos de sol, de donde salían los niños que representaron a Manzanillo y a Granma en los concursos nacionales de la creación e interpretación de la canción infantil Contándole al sol. Todo esto fue lo que inspiró para decidirme a formar nuevas generaciones como instructora de arte.


Al conocer que ya se realizaba la tercera convocatoria para el ingreso a la escuela Cacique Hatuey, me enamoré de esa idea de formarme allí, entonces mi familia y yo pedimos ayuda al instructor que me atendía en la casa de cultura, Carlos Rosabal, fue él quien me asesoró y preparó para poder enfrentarme a la prueba de aptitud.


Todo ese tiempo que estuve vinculada al movimiento de artistas aficionados de la casa de cultura municipal me aportó bastante para el estudio de la carrera porque ya mi formación como solista iba encaminada a la especialidad. Ya tenía entonces trabajo de técnicas vocales, para vencer el miedo escénico, es decir ya contaba con la base que es lo fundamental y muchas metas logradas, por lo que decidí continuar el camino de mi instructor.


De la carrera lo que más me gustó fue la formación general integral, y que íbamos a formar parte de la Brigada José Martí que nos honra con su nombre. Muchos son los recuerdos que tengo de aquella etapa de estudios pues por primera vez recibí clases de piano, de música, talleres de conjunto, dirección coral, técnica vocal, apreciación de las artes, así como las distintas manifestaciones, porque al llegar a las escuelas somos generales integrales, y hay que aportar a las manifestaciones que se necesite cuando haya un solo instructor de arte independientemente de la especialidad.


De aquella época extraño la escolaridad, la preparación, el apoyo de los maestros que tuvieron una ardua y linda labor con nosotros, y en especial el compañerismo que vivimos todos los estudiantes.


En la actualidad estoy trabajando en la escuela primaria Wilfredo Pagés donde imparto talleres de apreciación y creación, apoyo en estos momentos el proceso docente educativo y el trabajo preventivo con aquellos niños que tienen afectada las distintas áreas de aprendizaje, con la Tarea Victoria, entre otras.


En los talleres de creación dispongo ahora de unos 20 niños, y he tenido el honor de contar con dos círculos de interés que han obtenido la categoría de Relevante en eventos en la base y en el municipio, apoyando con mis niños del grupo de creación a través de mi especialidad dándole salida a la obra martiana.


Esa idea que tuvo Fidel de crear el programa de instructores me pareció ideal, y como respuesta hemos cumplido su sueño de llevar la cultura a los lugares mas intrincados a través de las intervenciones comunitarias que han realizado las brigadas José Martí.

Nuestro trabajo está encaminado a llevar las distintas manifestaciones del arte a aquellos niños que no tienen la posibilidad de poder palpar una casa de la cultura o un teatro como el que tenemos en nuestro municipio.


Ser instructora de arte para mí significa todo, es mi vida, mi labor, mi formación, mi carrera, en fin lo que me gusta y siempre soñé. Si la vida me diera otra oportunidad escogería nuevamente ser instructora de arte porque es mi otra pasión», concluyó su testimonio esta humilde muchacha que ha entregado toda su juventud a esta profesión.


Hoy es un día especial para rendirle todos los afectos a estos muchachos que han logrado convertir a las escuelas en el centro cultural más importante de la comunidad. En sus manos está la primera arcilla que moldear de los talentos que brotan en cada rincón de nuestro país. Son ellos los verdaderos cultivadores del alma con amor de las nuevas generaciones de artistas cubanos.

La instructora en una de sus actividades //Foto cortesía de la entrevistada
Otro de los recuerdos guardados por esta instructora del fruto de su trabajo con un pionero con talento para la música //Foto cortesía de la entrevistada
Una de las pioneras con talento para la música con la que trabajó esta instructora //Foto de archivo cortesía de la entrevistada
El recuerdo de uno de los círculos de interés de esta instructora //Foto de archivo cortesía de la entrevistada
Uno de los recuerdos de las actividades realizadas por esta instructora en la escuela primaria Wilfredo Pagés, que ella guarda como muestra de su labor //Foto cortesía de la entrevistada
Aunque su especialidad no es la danza, Misleydis cree que el instructor debe ser intregral. Este es el recuerdo de una de sus actividades como instructora //Foto de archivo cortesía de la entrevistada


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