Elpidio, un amor de marca país

Se sabe de la probada eficacia del humor para hacer referencia tangencial a una verdad polémica y en tal sentido, los cubanos, a los que nos cuesta trabajo quedarnos callados ante una injusticia, desde hace rato que le hemos echado mano a la posibilidad de provocar una sonrisa, para poder decir más de cuatro cosas.

Baste recordar al Liborio, de Ricardo de la Torriente; al Bobo, de Eduardo Abela, y al Loquito, de René de la Nuez, venerables testimonios del humorismo gráfico de nuestro país, donde cada cual ponía de lo suyo para hacernos sentir recompensados moralmente por difícil que fuera el momento histórico. 

Sin embargo, con el nacimiento del animado de Elpidio Valdés, aunque se continúa en esa cuerda de que nos viéramos reflejados como pueblo en las incidencias de estos personajes, Juan Padrón desconocía que nos había hecho entrega de una figura de rango fundacional de la cultura cubana.

Desde la sencillez y simpatía de Elpidio como patriota a toda prueba; las ocurrencias de su caballo Palmiche y hasta de la mala suerte del General Resoplez, disfrutamos ampliamente del entorno del animado al estar pendientes de todos sus personajes, por secundarios que pudieran parecernos algunos. Tampoco dejamos escapar los enriquecedores matices de los diálogos, del mismo modo que la banda sonora de cada capítulo permanece grabada por siempre en la memoria afectiva de cada uno de nosotros.

En un intento por explicar el innegable apego del cubano al animado de Elpidio Valdés, se pueden barajar distintas tesis para debatir las razones de semejante logro alcanzado por Padroncito. Yo, como sucede cuando las cosas vienen del corazón, reconozco que me resulta muy difícil buscar el argumento lógico por el que, si anuncian animados en la televisión, rezo porque pongan un episodio de Elpidio. No importa que lo haya visto un montón de veces y me lo sepa de memoria. Y aunque esté apurado, no me puedo ir hasta que se acabe. Eso nos pasa por amor. Por la presencia de un amor raigal a lo nuestro. Por un amor de marca país como es Elpidio Valdés, que hoy cumple 50 años.