En México, también a luchar por la vida

Foto Estudios Revolución
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Dos hechos: de Tuxpan zarpó en 1956 el yate Granma hacia Cuba, cargado de un grupo de jóvenes liderados por Fidel para salvar a la Patria de la tiranía; 64 años después partía hacia Tuxpan otro puñado de valientes cubanos, integrantes de la brigada médica Henry Reeve, para ayudar al pueblo mexicano a enfrentar la COVID-19 y también salvar vidas.

“Y como parte de lo que significó en la continuidad de la historia de Cuba el desembarco del Granma, es que pudieron regresar a México médicos internacionalistas a salvar vidas, médicos internacionalistas por la vida”, reflexionó este sábado el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al dar la bienvenida a los más de 300 colaboradores de la Salud que con modestia y altruismo llegaron a esa hermana nación en uno de los momentos más complejos de la pandemia.

Este encuentro, indudablemente, aseguró el Jefe de Estado, “nos marca un inicio del día muy emotivo, que da muchas energías para enfrentar todo lo que estamos asumiendo como país en los momentos actuales”.

“¡Bienvenidos a la Patria, bienvenidos a casa!”, dijo Díaz-Canel al numeroso equipo, junto a quienes se encontraban dos galenos que en el mes de febrero partieron a China para asumir la responsabilidad de atender al personal cubano en ese país, en medio de un escenario complejo y novedoso para ellos, y desde el cual también contribuyeron a enriquecer los protocolos médicos cubanos de enfrentamiento a la epidemia.
HISTORIAS QUE SIEMPRE ESTREMECEN

No por habituales en el transcurso de los últimos meses, dejó de conmover este nuevo encuentro. Al escuchar hablar a nuestros colaboradores, resulta inevitable estremecerse. En sus palabras queda la certeza de la extraña mezcla de sencillez y grandeza que en cualquier rincón del planeta siempre los distingue.

“Después de lo vivido en estos meses estoy seguro de que nos convertimos en mejores profesionales y también en mejores seres humanos”, se escuchó decir al doctor Alexei Pérez García, especialista de Primer Grado en Medicina Intensiva y Emergencia, quien junto a otros 280 cubanos integró la brigada que se desempeñó en el estado mexicano de Veracruz.

El galeno recordó cómo al llegar al hospital tuvieron que asumir el aprendizaje de modernas y en ocasiones desconocidas tecnologías que se empleaban para los tratamientos médicos, aunque por sí solas no eran capaces de salvar de la muerte a los pacientes más graves.

“Todos esos avances no eran suficientes, faltaban algunos detalles que era necesario corregir en las atenciones”, comentó.

Allí faltaba el método clínico, tan útil y común en nuestros procederes médicos, reconoció. “En ocasiones, un buen interrogatorio, un buen examen físico, pueden ofrecer un mejor diagnóstico que el más avanzado equipo.”

Y esa manera de hacer, evocó el especialista, poco a poco fue ganando espacio entre nuestros colegas mexicanos y allá quedó de alguna manera también nuestra huella.

Definitivamente, lo vivido es un experiencia muy enriquecedora, ratificó el doctor Osniel Rodríguez Lemus, especialista en Primer Grado en Medicina General Integral y en Medicina Interna, que integró el equipo médico que brindó servicios en el estado de Quintana Roo. “Fue un proceso de aprendizaje, pero también de enseñanzas, las enseñanzas de nuestra medicina.”

Alguien puede imaginar que Cancún es solo playa, comentó jocoso, y sí, Cancún huele a playa, pero nuestra pequeña y combativa brigada lo que tuvo allí fue mucho trabajo.

Recordó entonces cómo lograron atender a casi 7 000 pacientes graves, de los cuales más de 6 000 estaban contagiados con la COVID-19. Son cifras considerables, apuntó, no obstante, para nuestro personal médico lo más importante es el cariño que nos profesaron y todo lo que pudimos hacer por ese pueblo amigo.

En voz de Yadira Aday Aguado y Raimundo Bravo Rodríguez, ambos especialistas de Primer Grado en Medicina General Integral, se escucharon también disímiles experiencias sobre el rechazo inicial a los modos de hacer en la praxis médica cubana, pero que con el paso de los días se fueron imbricando en muchas acciones cotidianas de los colegas mexicanos.

En días verdaderamente convulsos para la nación china también llegaron a ella nuestros médicos. “No tuvimos ni un día, ni una noche, ni una hora de descanso”, refirió el doctor Rafael Arocha Rodríguez, especialista de Segundo Grado en Medicina Interna.

Nuestro trabajo allí –recordó- estaba encaminado a que ningún cubano se contagiara. Hasta el día de hoy, ningún cubano, ni de la comunidad residente en China, ni de la misión estatal, ni de las representaciones que allí se encuentran, se ha contagiado con la COVID-19, reconoció con satisfacción.
EL HOMENAJE DE CUBA A SUS VALIENTES

Para conocer las experiencias de nuestros profesionales son estos encuentros, también para reconocerles tanto empeño puesto en beneficio de la vida en tierras hermanas, ha dicho en varias ocasiones el Presidente Díaz-Canel al intercambiar con los galenos cubanos.

La jornada de este sábado, donde además participaron el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, y el titular de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, así como otros dirigentes del Partido y el Gobierno cubanos, fue también un espacio para el homenaje de nuestro país a sus valientes.

El Jefe de Estado destacó cómo, en medio de una brutal campaña difamatoria del Gobierno de los Estados Unidos contra la colaboración médica cubana, esta brigada ofreció sus servicios de manera ejemplar en la hermana República de México.

Trataron de desacreditar la labor que ustedes hicieron desde el mismo momento en que llegaron, les pusieron obstáculos y, sin embargo, ustedes se levantaron por encima de todas esas cosas y cumplieron, con un reconocimiento, además, por parte del Gobierno y el pueblo mexicanos, subrayó Díaz-Canel.

Tras destacar la encomiable labor desempeñada por los dos médicos que conformaron la brigada emergente que estuvo en China, el mandatario cubano enfatizó que el regreso de estos nuevos colaboradores a la Patria coincide con el momento en que hemos logrado controlar el nuevo brote de la enfermedad, que se extendió por más tiempo que el primero, pero en el que no se ha alcanzado el número de casos activos que tuvimos en el pico de la epidemia.

Ello se debe en gran medida a que nuestros protocolos se han hecho más robustos –señaló- lo cual está muy relacionado también con las experiencias que nos ha aportado el trabajo realizado por la Henry Reeve en diversos países.

Entonces les comentó sobre la manera en que Cuba ha ido pasando a la nueva normalidad, donde inevitablemente conviviremos con la enfermedad al tiempo que se retoman importantes actividades de la vida económica y social de la nación. Son momentos que exigen que “sigamos profundizando en nuestros procederes de enfrentamiento y que haya una mayor responsabilidad individual, familiar, comunitaria, social y, por supuesto, institucional”, insistió.

El nasobuco apenas permite descubrir en los presentes el rostro, pero ahí están sus ojos, a través de los cuales se adivinan las emociones y las palabras fluyen, dejando espacio a las reflexiones.

“Nadie que conozca la manera en que trabajan nuestros médicos, nuestro personal de la Salud en estas brigadas de cooperación internacional, en estas brigadas solidarias, puede dudar de los valores que ustedes defienden. La modestia, el altruismo, la entrega, el compromiso, la solidaridad… derrotan cualquier intento que pueda tener el imperio de desacreditar la labor de los médicos cubanos y la posición internacionalista de Cuba en la Salud”, dijo Díaz-Canel a nuestros galenos casi al concluir la jornada de emociones.

Y de esa manera de hacer –enfatizó- habla también lo hecho por nuestros colaboradores, su compromiso no solo con la Revolución, sino también su compromiso con la vida.

La historia y sus extrañas coincidencias nos lleva otra vez de regreso a Tuxpan, allí donde la doctora Alleiny Pérez Ramírez, especialista en Medicina General Integral, vivió una de sus más grandes experiencias profesionales y personales.

“De cada paciente podríamos hacer una anécdota”, aseveró, pero la experiencia vivida junto a ese pueblo hermano, donde todos conocen la historia del yate Granma y saben lo que significa Tuxpan para Cuba, es algo increíble.

Nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta brigada Henry Reeve, afirmó. “Creo que cumplimos bien la misión; cuente con nosotros, Presidente.”

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