Enfermería: retos de pasión compartida

Manzanillo. Mayo 12.- Ellos no necesitan vestimentas de superhéroes, les bastan las manos cargadas de devoción por quienes padecen, les son suficiente la entrega y pasión por la faena pese al cansancio, y su mejor recompensa la que llega cargada de risas y salud.

Allí, en el Centro de aislamiento y atención a confirmados asintomáticos y de bajo riesgo de Manzanillo, donde hoy la COVID-19 pretende implantar sus sombras, estos enfermeros hacen honores a sus ropas blancas y a las cofias, desplazadas por la necesidad imperiosa de medios que les resguardan.

La licenciada Yudeysis Rodríguez Cisneros desde su regreso de Veracruz en México, donde combatió al virus como integrante de la Brigada Henry Reeve, es la jefa de enfermeras de este colectivo hoy ubicado en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos.

«Nuestra mayor satisfacción es la recuperación de 283 pacientes de los más de 300 atendidos, a quienes les cuidamos hasta lograr su máximo estado de salud, como lo define nuestra profesión.

«Desde que surgió esta pandemia se ha reconocido más nuestra constancia, aquí por ejemplo llevan el peso de medir los signos vitales cada cuatro horas, estar al lado de quienes tengan síntomas al administrarle el interferón, de cuidar a todos.

«Sin dudas los seis meses en un hospital general y sala de terapia intensiva en México fueron enriquecedores y nos dieron herramientas para hoy.

La licenciada Yudeysis Rodríguez Cisneros es integrante de la Brigada Henry Reeve que elaboró en Veracruz, México// Foto Cortesía de la entrevistada

«Fue realmente sorprendente ver que los pacientes llegaban con 10 días de estadías casi al fallecer, ver morir cinco ó 10 era poco para cada noche, y ello sencillamente realzó nuestra Atención Primaria de Salud (APS), capaz de hacer pesquisas, localizar síntomas, prevenir como en ninguna otra parte del mundo».

A sus 35 años de edad y 15 de ellos dedicados a esta hermosa tarea de sanar desde la sensibilidad, recuerda «cómo les llamaban cubanos, Cuba, Fidel, y agradecían el humanismo de nuestra brigada de 200 profesionales de todas las especialidades».

«Aplicando los métodos y procederes aprendidos de nuestros profesores conquistamos su respeto, y elogiaron la riqueza de nuestro capital humano.

Foto Cortesía de la entrevistada

«Por esa confianza también asumieron parte de nuestros protocolos para salvar sus pacientes, y proteger al personal, y se logró, ninguno de nosotros fue contagiado.

«A pesar de estar lejos de la familia fue grande, y he crecido como persona y profesional, amo más mi carrera porque de lo que hacemos las enfermeras dependen las vidas de otros; pude comparar la superioridad de nuestro sistema de salud respecto a aquel más avanzado y superar el miedo porque tenía que cuidarme y a mis compañeros, porque tenía que regresar a Cuba con la misión cumplida».

Desde dentro de la zona roja, donde cualquier paso lleva precisión meridiana para salvar y evitar el contagio, Noelidia Arceo López toma el teléfono, aunque su voz se escucha segura, los sentimientos ahogados le delatan convertidos en silencios.

El recuerdo nubla la vista // Foto Marlene Herrera

«Ya son 20 años de labor y no entendemos de limitaciones, lo que importa es salvar, por eso hoy estamos aquí. Les hacemos la recepción, vigilancia cada cuatro horas, pases de visita, toma de signos vitales, y nos mantenemos ante cualquier circunstancia.

«Nosotros estamos preparados para cumplir cualquier tarea dentro o fuera del país, y nos sentimos orgullosos con nuestra profesión, dispuestos a dar el paso al frente cuando nos necesiten. Ser enfermera es una experiencia maravillosa que gratifica al poder ayudar a los pacientes a recuperarse y salvarles la vida.

«Uno siempre tiene el temor, cierto, pero mientras usamos los medios de protección y cumplimos los protocolos no debe haber problemas; a las que como yo están en primera línea les felicito y exhorto a seguir siendo ejemplo para el país y el mundo.

«Porque nos sabemos privilegiadas, pues esta profesión inspira a seguir adelante, más cuando el paciente se restablece y agradece con su cariño el apoyo que le brindas».

De blanco, como la pureza de la faena que ejerce, el joven de 31 años Luis Sebastián Gutiérrez Carrillo realza la enfermería cubana por «su don de salvar vidas, de brindar un mejor servicio de salud a la población.

«Es un reto estar en la primera línea de combate, tanto para la COVID-19 como para lo que sea necesario dar el paso adelante, y donde se necesite; disposición que tendré siempre porque no voy a fallarle a la Revolución y menos a un paciente, por quienes siempre podré entregar la vida y mucho más, si fuera necesario».

En estos tres exponentes de la salud manzanillera se redimensiona el valor de la vida, para ellos y tantos en el Día Internacional de la Enfermería, la ovación agradecida de nuestros corazones, a sabiendas de que son verdaderos superhéroes.

Yudeysis Rodríguez Cisneros // Foto Marlene Herrera