Fuentes de saber, refugio y amor (+Fotos)

Abdiel selecciona las letras para nombrar la figura que la maestra colocó en su mesa, y lo hace despreocupado, como sus compañeritos, al parecer ajeno a la existencia de un peligro epidemiológico que acecha a todos.

Pero la mascarilla habla por sí sola, cuando de repente se convirtió en prenda imprescindible para que él y todos los niños y habitantes del mundo pudieran seguir sus rutinas y reducir la exposición al virus que ocasiona la COVID-19.

Al principio, quizás, el pequeño de seis años no resistía la tela que cubre su boca y naris, pero hoy se ha convertido en lo que distingue su uniforme escolar y protege la vida suya y de los 207 niños y 54 trabajadores que, de lunes a sábado, inundan los espacios del círculo infantil Amiguitos de Camilo.

El distanciamiento y el nasobuco son medidas de estricto cumplimiento// Foto Denia Fleitas Rosales

Es esta institución de la ciudad de Manzanillo una de las más de un centenar donde prosigue la faena educativa con extremos cuidados para proteger la salud de los bisoños y evitar contagios que pongan en riesgo su integridad.

Desde la bienvenida a las 6.30 de la mañana hasta las 6 de la tarde, este centro es un resguardo para pequeñines y docentes, como asegura María Isabel Carrasco Torres, enfermera con 34 años de experiencia que lleva 18 de ellos de ejercicio dentro del círculo infantil.

«Velamos por el bienestar de los niños, desde que llegan a la institución se inspeccionan y examinan para ver si tienen secreciones nasales, si han tenido contacto con algún viajero, si hay familiares con manifestaciones respiratorias, y de forma permanente damos recorridos por los salones para comprobar el cumplimiento de las medidas sanitarias por trabajadores y niños».

«A todos se exige el distanciamiento, el lavado constante de las manos, la higienización de los espacios, las soluciones de hipoclorito al 01 % y agua jabonosa en la totalidad de estos, se prohíbe la entrada de personal ajeno y se recogen los datos de identidad a los que accedan por situaciones especiales».

María Isabel Carrasco Torres, enfermera con 34 años de experiencia // Foto Denia Fleitas Rosales
El cambio de la mascarilla se cumple con asesoramiento de las enfermeras // Foto Denia Fleitas Rosales

Aprender jugando es la especialidad de estos palacios donde se enaltece la obra educativa cubana, formadora de valores por excelencia, por ello en los momentos del juego también predominan los cuidados para salvarse del coronavirus.

Mirian Estrada Ballester, logopeda, afirma que en la etapa se «han adquirido hábitos respecto a las medidas higiénicas, mediante los juegos de roles fundamentalmente el de la familia, donde se les enseña la vitalidad de la higiene, del lavado de los alimentos y superficies, el distanciamiento, y eso lo transmiten en sus hogares; además en los talleres y escuelas de educación familiar el personal de salud y docente imparte los mismos temas para que en casa se cumplan los protocolos al pie de la letra».

Mirian Estrada Ballester, logopeda de la institución educativa// Foto Denia Fleitas Rosales
Educar en valores es premisa // Foto Denia Fleitas Rosales

Como en el círculo del Reparto Taíno, en los 10 con que cuenta la Educación de la Primera Infancia en este territorio golfeño, se hace gala de los éxitos de la instrucción desde edades tempranas a través del conocimiento y el amor de las «seños» y «maestras», que en tiempos de pandemia profesan cariño a sus segundos hijos.

Estos centros fueron los únicos que en el escenario de aislamiento continuaron su prestación para garantizar a la madre trabajadora el amparo de sus hijos, «pero ha exigido de los educadores mucha responsabilidad y entrega para no poner en riesgo a nuestros niños, y propiciar su seguridad», comenta Enoelia Gálvez Pérez, metodóloga del programa Educa a tu hijo.

Enoelia Gálvez Pérez, metodóloga del programa Educa a tu hijo en Manzanillo// Foto Denia Fleitas Rosales
La higiene y limpieza de los locales es constante para propiciar la salud de los niños// Foto Denia Fleitas Rosales

Se ha mantenido la vigilancia en alto, como respuesta oportuna y de crecimiento de la Educación Cubana para superar los miedos y proteger a quienes saben querer, a quienes son la esperanza del mundo.

El instinto protector de nuestra tierra, que salva, y el estricto ejercicio de sanidad allí ha mantenido libre de riesgos a grandes y chicos, «ha sido efectivo por la constancia, desde el inicio y hasta la fecha, en todo momento; la exigencia tanto del personal de salud como el docente, el trabajo integrado nuestro y de la familia, contribuyen a cumplir con satisfacción la misión de educar y salvaguardar la vida de nuestros niños».

Aún el nuevo coronavirus plantea este gran reto, pero la confianza depositada en quienes dedican largas horas a la faena de asegurar el futuro en los corazones de la nueva generación seguirá impulsando a las madres, como la del pequeño Abdiel, a llevarlos a estas fuentes de saber, refugio y amor.

Foto Denia Fleitas Rosales