El pánico volvió a apoderarse la noche del viernes del estado norteamericano de California debido a un terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter registrado cerca de la ciudad de Ridgecrest, donde el jueves hubo otro gran sismo.
El movimiento telúrico, ocurrido a las 20:19, hora local del viernes (23:19 en esta capital), es reportado como significativamente mayor que el del 4 de julio, el cual tuvo una magnitud de 6,4 y fue reconocido como el temblor más fuerte registrado en la región en dos décadas.
Las primeras noticias sobre el terremoto de anoche señalaron que tenía una magnitud de 6,9, pero luego se actualizó con el registro de 7,1, lo cual significa que fue 11 veces más fuerte que el anterior, según la televisora CNN.
De acuerdo con la sismóloga Lucy Jones, como con cualquier otro evento de este tipo, el movimiento telúrico tiene una posibilidad en 20 de ser seguido por un temblor más grande, en tanto son probables réplicas de magnitudes cinco a seis.
Megan Person, portavoz del condado de Kern, informó a CNN que se han reportado múltiples heridos e incendios en Ridgecrest, una comunidad al oeste del desierto de Mojave y aproximadamente a 240 kilómetros al norte de la ciudad de Los Ángeles.
En el centro de esta última urbe, el terremoto del viernes hizo que los edificios se balancearan con fuerza y se sintió con más intensidad que el del día anterior, en tanto Donald Castle, quien vive en Porterville, al oeste de Ridgecrest, declaró a la cadena que su casa se sacudió de 20 a 25 segundos.
Como resultado del temblor, se retrasó un juego de la Liga de Verano de la Asociación Nacional de Baloncesto en Las Vegas, Nevada, cuando los marcadores y los parlantes cerca del techo de la instalación deportiva, donde tenía lugar el partido, se sacudieron a causa del terremoto.