Este viernes, el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que su país impone “sanciones adicionales” a altos funcionarios persas tras el reciente ataque con misiles contra objetivos militares norteamericanos en Irak.
La madrugada del miércoles, Irán atacó con misiles tierra-tierra la base aérea estadounidense Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar, y también una base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, en represalia por el asesinato el pasado viernes, por EE.UU., del teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán.
“El presidente (Donald Trump) está emitiendo una orden ejecutiva autorizando las sanciones adicionales contra cualquier individuo que posea, opere, negocie o ayude a sectores de la economía iraní”, ha declarado Mnuchin.
Según Mnuchin, las sanciones tienen como objetivo “atacar el corazón del aparato de seguridad interna de Irán”. Estas medidas, ha agregado, golpearán también la industria, el sector textil, la minería y otros ámbitos de la economía iraní.
En concreto, las nuevas medidas coercitivas afectan a ocho altos funcionarios persas, entre los que destacan el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani; el secretario del Consejo de Discernimiento del Sistema de Irán, Mohsen Rezai; el comandante de la Fuerza de la Resistencia Popular de Irán (Basich), el general de brigada Qolamreza Soleimani; y el coordinador del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Ali Abdolahi.
El secretario norteamericano del Tesoro ha detallado que las sanciones apuntarán, además, a otros “líderes cercanos” al Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei. Estas medidas, ha explicado, constituirán para Teherán pérdidas por un valor de “miles de millones de ingresos”.
El propio Trump, que venía amenazando con más ataques militares contra Irán si el país persa tomaba represalias por el asesinato del general Soleimani, se vio obligado a dar marcha atrás y conformarse con la aprobación de sanciones.
El ataque con misiles de Irán puso en tela de juicio la defensa antiaérea de EE.UU., que no logró interceptar ni un solo misil. El ataque devastó partes de la base Ain Al-Asad, y, conforme a oficiales iraníes, se saldó con decenas de muertos y heridos.
Con su “bofetada militar”, Teherán le mostró a Washington su avance en materia armamentística y la vulnerable seguridad de sus bases en la región del oeste de Asia. De acuerdo con los comentarios del comandante de la División Aeroespacial del CGRI de Irán, el general de brigada Amir Ali Hayizade, si EE.UU. respondiera a los ataques de Irán, 5000 soldados estadounidenses morirían.
(Tomado de HispanTV)