Guillermo García, el capitán del Sub-23, dijo que «día a día vencíamos cada exigencia»

Con la frente en alto y el pecho preñado de la dignidad con la que representaron a su país, ayer llegaron a la Patria los peloteros cubanos, quienes, hasta el último día, no cejaron en el empeño de ir por la victoria en el campeonato mundial Sub-23, que finalizó el pasado sábado en México.
El cuarto lugar que alcanzaron, pasando por encima de todas las dificultades, es un triunfo del honor con el cual compitieron y para ese, como dijo Fidel el 24 de agosto de 2008, al valorar los Juegos Olímpicos de Beijing, siempre habrá una medalla de oro.

«Fue intenso y tenso el torneo, era un campeonato mundial, pero ante ninguno de los adversarios, por superiores que fueran, nos disminuimos. Siempre salimos a ganar».

Así dijo a Granma el joven Guillermo García, quien, además de ocupar los turnos al bate de más responsabilidad, el de tercero y cuarto madero, tenía otra de gran magnitud: por primera vez fue el capitán del equipo.

–¿Cómo viviste esa experiencia frente a tanta hostilidad y al nivel de la competencia, cuando sabían que muchos rivales eran realmente más que tu selección?

–De manera enriquecedora, aprendí, y aprendimos todos, cómo crecernos ante lo que parecía imposible. Cuando me dieron esa misión sabía que tenía que hablarles mucho a mis compañeros, infundirles esos deseos de ganar, de creernos invencibles. Claro que no lo éramos, pero el espíritu de combate nunca bajó.

–¿Ni siquiera cuando se enteraban del abandono de un integrante del colectivo?

–En ese momento hacíamos más énfasis en esos valores, en decirnos que los que estábamos íbamos a cumplir.

–¿De qué manera se siente que estés por salir a un partido y ya no tienes a uno de los que sabías que iba a jugar, muchos de ellos en posiciones claves?

–Es duro y fuerte encontrarte de golpe con eso, pero pesaba más lo que fuimos a hacer al campeonato mundial. En ese sentido, la dirección del equipo y los que cada día nos entregamos al terreno, se armaron de una convicción de victoria, que, a mi entender, hicieron que llegáramos a disputar un lugar en el podio de premiaciones. Día a día vencíamos esa exigencia y la del contrario, incluso, a la siguiente jornada el reto, en muchas ocasiones, fue mayor, pero satisface estar de vuelta como cumplidores.

–¿Los sorprendió la calidad de los planteles contrarios?

–Estábamos conscientes de que sería un evento de alto nivel, aun cuando no tuviéramos roce con esa pelota. Por eso fuimos encontrándonos a medida que avanzaba el calendario.

–Hablas de que cumplieron, ¿cuál era la principal meta?

–Mantener a Cuba entre los 12 primeros del ranking mundial para continuar jugando béisbol al más alto nivel, pues hay que estar en esa docena en pos de tal propósito. Estoy feliz de que lo hayamos logrado. Tenemos que mejorar mucho, pero seguimos en la élite.

Raúl Fornés, vicepresidente primero del Inder, encabezó a los miembros del consejo de dirección de ese organismo que abrazaron a los peloteros a su regreso.