El Consejo de Defensa Provincial en La Habana encabezado por su presidente, Luis Antonio Torres Iríbar y su vicepresidente Reinaldo García Zapata, inició su jornada de este lunes con el chequeo de la reactivación de centros asistenciales y de nuevas capacidades de aislamiento en la capital ante la COVID-19.
De acuerdo con Tribuna de La Habana, aclararon que a diferencia de otras etapas, habilitarán hospitales para pacientes positivos asintomáticos y otros para los que tienen síntomas, porque el tratamiento es diferente.
Como parte de las medidas de aislamiento evaluaron de forma minuciosa cómo ocurrirá en lo adelante la entrada y salida a la ciudad, incluido el protocolo de actuación en los 12 puntos de inspección habilitados en municipios colindantes con las provincias de Mayabeque y Artemisa.
En estos lugares laborarán las 24 horas especialistas de Salud e inspectores de transporte, equipo que se encargará de realizar pesquisas activas mediante termometría, revisarán si los pasajeros se hicieron el test rápido, desinfectarán autos y personas, además de controlar el número de viajeros por cada vehículo.
El Doctor Carlos Aberto Martínez, director provincial de Salud en La Habana, informó que el domingo confirmaron 76 positivos a la pandemia en la capital, luego de procesar una cifra récord de 2 913 PCR. De ellos, cuatro casos son importados; tres viajeros procedentes de Venezuela y uno de México.
Los demás detectados se distribuyen entre casi todos los municipios. Los únicos territorios que no tienen casos son Regla, La Habana Vieja. Hospitalizados hay dos pacientes en estado crítico y cuatro graves.
Torres Iríbar insistió en mantener las medidas de control, de higiene y epidemiología, sobre todo garantizar el uso del nasobuco que debe incorporarse como una prenda más del vestuario.
Al actualizar al Consejo acerca de un estudio encaminado a romper las vías de transmisión de la pandemia, el profesor Raúl Guinodart Díaz, Decano de la Facultad de Matemática de la Universidad de La Habana, puntualizó que el nasobuco es la primera barrera que impide que las personas se contagien y que los enfermos la trasmitan.