Adis García limpia con la tranquilidad de quien domina sus miedos, de no ser por el atuendo que le cubre y las medidas extremas que obligan a duplicar las distancias, nadie podría imaginar que a su espalda descansan hombres y mujeres de zona roja.
La misión en la que permanece hace 12 días, con el aliento del hogar transportado vía teléfono, otorga a su rutina la osadía asumida por Valientes, «es la única forma que tengo de aportar mi granito de arena a esta batalla incondicional de Cuba y su pueblo por la vida».
«Nunca pensé que me tocaría, pero lo hago sin temor, pues soy metódica con las medidas y estoy aprendiendo cada día desde que me incorporé a la brigada, al segundo día de que llegarán los primeros aislados», comenta con una mezcla de satisfacción y nostalgia en sus ojos, con un tono de voz entrecortado que dice por sí sólo.
Como Adis, 40 de los más de 60 integrantes del colectivo del Hotel Guacanayabo de Manzanillo arriban este 4 de marzo al Día del trabajador de hotelería y turismo inmersos en misión tan noble, cuidar de quienes ante la COVID-19 y sin reparos salvan.
La decisión de transformar el espacio en centro de aislamiento para personal que en toda la provincia de Granma labora en primera línea, expuesto al virus Sars-CoV-2, se asumió con la certeza del éxito, con el respaldo de portar la condición de Turismo + Higiénico y Seguro, que avala las capacidades y preparación del colectivo en medio del actual escenario epidemiológico.
A pocas horas de iniciada la noche del 20 de febrero llegó a los predios de esta institución de la cadena Islazul el primer grupo de 17 profesionales que en Villa Cautillo, en Bayamo, atendían a pacientes del nuevo coronavirus.
«Después el flujo se fue incrementando hasta tener en la noche del día primero de marzo 113 profesionales, el número más alto de ellos que hemos tenido hospedados. Y aseguro que en quienes aquí les atendemos permanece la satisfacción de estar inmersos en esta tarea, el compromiso de hacerlo bien», plantea el gerente Iosmani Ferrer Escalona.
«Algo significativo, digno de destacar, es que los jóvenes han dado al paso al frente, sinónimo de continuidad de los trabajadores del turismo, pues son ellos los que están hoy en nuestra zona roja atendiendo a quienes son como nuestros pacientes.
«Hemos recibido profesionales de Campechuela, Jiguaní, Cauto Cristo, Bayamo y del hospital Celia Sánchez de nuestra ciudad; hay médicos, enfermeras, personal de apoyo, y a todos se les ha dado un trato por igual».
Ante la responsabilidad asignada poco hubo que hacer, recibir los medios de protección proporcionados por los Ministerios de Turismo y Salud Pública, repasar en detalle los protocolos y disponer los lugares para aislamiento del personal del Guacanayabo que les asegura un servicio minucioso.
Janet Báez Linares, rehabilitadora de la ciudad de Bayamo que se incorporó al centro de aislamiento El Valle del Cauto durante 14 días como camarera, al noveno día de su estancia asegura vía teléfono que «el colectivo es muy bueno, con su atención esmerada, el trato, la alimentación; nos preguntan cómo estamos, si necesitamos cualquier cosa; nos sentimos mejor que en casa porque estamos tranquilos, bien cuidados, esperando con paciencia el resultado del segundo PCR».
Así lo confirma la licenciada Yanelis González Aguilar, enfermera del Hotel: «nosotros diariamente los pesquisamos por teléfono, estamos al tanto del día que le corresponde su exámen, fiscalizamos que se realice y estamos pendientes de sus resultados para poderles dar el alta clínica.
«Nos enorgullece formar parte de esta cadena de salvación, más aún dedicados al personal que está cara a cara con el virus por muchos días, con una presión tremenda de trabajo».
El estricto apego a los protocolos de bioseguridad es garante de la salud de este colectivo, y si bien hasta ahora los resultados de los PCR de los egresados han sido negativos, «no nos confiamos».
El joven portero Lázaro Rivas Jerez, con 23 años de edad, está a la espera de su turno como camarero, «casi me toca, allí les prestamos el servicio de alimentación en la propia habitación, con desechables, así colaboramos con el país; confiamos que tomando las medidas no hay riesgo de contagiarse por eso no siento miedo».
Acoplada la maquinaria, pues manos a la obra loable por el decoro que encierra, la virtud que desafía a un enemigo mortal y protege desde el confort de sus habitaciones a Titanes de estos tiempos, y les concede la oportunidad y el privilegio de ser, a su vez, sus Héroes.
«Pudiéramos decir que estábamos preparados para enfrentarlo, comenta el gerente Ferrer Escalona. Además, no es la primera vez que el Hotel Guacanayabo se suma al Ministerio de Salud Pública para asumir faenas sanitarias, tenemos la experiencia de la Misión Milagro, del Orbis, y siempre la Revolución ha contado con el turismo, con nosotros, estamos acostumbrados a dar nuestra contribución».
Sin dudas, como afirman en sus palabras de compromiso ante una entrega que demanda disciplina y sensibilidad, «no hay mejor manera de celebrar su día que dando el aporte en este minuto a la tarea más importante que tiene hoy el país», al reto de sobreponerse a una pandemia y volver seguros a casa.
