A las doce del día nueve de noviembre de 1906 nació Francisco Antonio Rosales Benítez, segundo de los 12 hijos del cienfueguero Guillermo Rosales y de la manzanillera Antonia Benítez Rodríguez, quien con el decursar de los años llegara a ser uno de los principales líderes obreros del oriente cubano.
Paquito, como todos lo llamaban comenzó sus primeros estudios en una escuela pública en el batey del central Calicito, posteriormente La Demajagua, los que prosigue en Manzanillo, simultaneando en sus horas libres con la aprendiza de tabaquero, caracterizado por tener personalidad, ser respetuoso y jovial.
Su etapa escolar termina tempranamente, tiene que abandonar la escuela a los once años de edad para dedicarse totalmente al aprendizaje de tabaquero, sufriendo las inconsecuencias establecidas por los patronos que retardaban la promoción a la clasificación de operario, por obvias razones económicas de salario.
Gustaba de hacer chistes y jocosidades y por su bien timbrada voz le hace participar en serenatas, fiestas y bailes de juventud, pero siempre mantuvo su preocupación por la superación. Por eso trabajaba y estudiaba, para lo cual desarrolló el hábito de levantarse muy temprano.
En 1929 ingresa al Partido Comunista Dirigió el periódico Voz Proletaria, órgano de la Federación obrera de Manzanillo. Su situación fue extremadamente dura en los años del machadato y sus responsabilidades en la dirección de la lucha contra la tiranía le hicieron objeto de persecuciones, registros y detenciones. No obstante nunca abandonó esas responsabilidades, ni cometió indisciplinas ni demostró flaquezas.
En 1933 asumió la dirección del movimiento obrero y comunista del distrito de Manzanillo, desde cuya responsabilidad emprende la tarea de recuperar los sindicatos y preparar el nuevo auge de la lucha. En las elecciones de 1940 el Partido presenta la candidatura de Paquito Rosales para la alcaldía de esta ciudad.
La campaña electoral fue dura pero fue elegido, convirtiéndose en el primer alcalde comunista de Cuba y esa etapa el pueblo pudo constatar lo que era un gobierno municipal en manos de un obrero guiado por la teoría marxista
Leninista, de una honradez llevada a extremo tal que semanas después de haber cumplido su período no tenía en sus bolsillos el dinero necesario para comprar las medicinas que necesitaban sus hijos.
En febrero de 1958 es enviado a prestar ayuda al comité municipal de Guantánamo y en los trajines de la labor encomendada fue detenido y asesinado el 13 de febrero, seis días después de su detención, pero aquel hombre de carácter afable, de sonrisa de niño, se comportó como un gigante ante sus torturadores y asesinos. Ni una palabra delatora, ni una queja sumisa salió de sus labios.
Paquito Rosales Benítez no pudo ver culminados sus ideales proletarios, pero dio su vida valiosa para que la Patria los alcanzara, legando el ejemplo ideal que articula la modestia con la firmeza, la humildad con la valentía, la sencillez con el estoicismo y como dijera Navarro Luna en un poema dedicado a él:
“En las grandes victoria del pueblo está tu nombre
Con que el pueblo marcha a mayores conquistas”.