A partir del recrudecimiento del bloqueo norteamericano y el incremento de los niveles de consumo de la población, provocado por la pandemia, se vislumbró un entorno complejo en la dinámica económica. Comenzaron a escasear determinados productos de primera necesidad y con ello el alza progresiva de los precios en el mercado informal.
Uno de los mayores peligros inherentes la Tarea Ordenamiento, y que una y otra vez ha sido objeto de análisis en diferentes escenarios, es el tema precios. Como era de esperar, y totalmente necesario, para lograr equilibrar la balanza financiera, los precios deben crecer en el orden del crecimiento de los salarios.
Una subida excesiva de precios conllevará a niveles de inflación que echarán por tierra el trabajo realizado, pues como en el ajedrez, cada movimiento en el tablero cuenta y puede cambiar el rumbo de la partida. Lejos de ordenar el mercado crecería la especulación, los precios abusivos y el trabajo volvería a ser la pieza de menor valor en esta partida.
El ordenamiento pretende trasparentar los hechos económicos y conocer los costos reales de las empresas, sin embargo el incremento de las utilidades sustentado sobre precios sobrevalorados solo acentuaría los niveles de ineficiencia y lo que es peor, volveríamos al punto de partida, con una economía totalmente deformada.
La pregunta es ¿cómo hacer más eficiente las Empresas estatales? Digamos que este es el principal escollo a vencer para que la economía comience a dar señales de una recuperación gradual y paulatina. Lo primero, a mi juicio, es asumir una actitud flexible y de adaptabilidad porque las reglas de juego han cambiado.
Habrá que salir a buscar financiamientos, habrá que apostar por la innovación tecnológica, por ser más proactivos en las negociaciones y buscar abaratar los costos de producción. Quizás desde afuera resulte sencillo opinar sobre que debemos o no hacer, pero lo cierto es que las cosas tienen que funcionar diferente.
Como efecto bumerán, la ineficiencia del sistema empresarial cubano influye en la formación de precios mayoristas y tiene una marcada expresión en el comercio minorista que busca el fondo del bolsillo de los cubanos.
Habrá que analizar a punta de lápiz cada precio fijado, bajar los márgenes comerciales de cada producto e incluso velar por la calidad de los mismos.
Definitivamente tendremos que cambiar, de nada vale producir y que luego nuestros productos queden olvidados en algún almacén porque sus altos precios no son consecuentes con los nuevos ingresos.