Innovadores mantienen marcha productiva de fábrica manzanillera (+Fotos)

Colectivo de la fábrica de refrescos de Manzanillo en plena faena productiva //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Abril 21.- Los innovadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Refrescos Manzanillo son los verdaderos artífices que logran la estabilidad del funcionamiento de esta fábrica, enfrentando cualquier carencia de algunos recursos que necesite la entidad para sus producciones.


Con ingenio y creatividad este grupo de hombres demuestra que no hay cosas imposibles cuando se trata de buscar soluciones a los problemas que pueden aparecer en el proceso productivo. Gracias al empeño, la entrega y el sentido de pertenencia que ellos tienen hoy, la UEB mantiene el ritmo y el compromiso de seguir aportando a la alimentación del pueblo, así como al desarrollo del municipio y la provincia.

Fábrica de refrescos de Manzanillo //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

La sopladora en función
Todos los equipos de esta entidad son esenciales para su producción, pero sin dudas existe uno que es casi el corazón de la empresa porque sin este es imposible lograr los envases para las bebidas. Es la máquina conformadora de pomos, conocida también como la sopladora, por su funcionamiento para lograr los recipientes plásticos.


Esta tiene ya 21 años de explotación y con el tiempo ha sufrido desgastes, y roturas en sus piezas originales, que en ocasiones provocaban que se detuviera todo en la fábrica. De ahí que los trabajadores de mantenimiento, y del movimiento de innovadores y racionalizadores (Anir) se dieran a la tarea de buscar las soluciones para revertir la situación.

La sopladora se mantiene trabajando por el empeño de los aniristas de la fábrica //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
La sopladora en función //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Aquí se conforman los pomos plásticos de diferente formatos //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Los aniristas mantienen el funcionamiento de esta máquina //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
La sopladora en función //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Esta es una de las máquinas más importantes de la fábrica //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


A Alejandro Ramírez Torres, jefe de mantenimiento de la fábrica se le conoce en la entidad como el papá de la sopladora, y es por su entrega a este equipo que ha llegado ser el único capaz de buscarle alternativas a las piezas para lograr que no detenga.


«Un elemento fundamental para nuestra empresa son los envases que aquí los realizamos en pomos «P», los que se conocen como pepinos y en diferente tipos de formatos, porque la máquina tiene la posibilidad de producir según el molde que se le conecte, es decir, pueden ser las canecas, botellas, pomos pequeños (de 3.30).


«Desde el año pasado la escasez de piezas de respuestos para la sopladora comenzó a ser más fuerte, hubo un momento en que se detuvo y no había posibilidades de optar por el aditamento de ella propiamente, entonces un grupo de innovadores nos dimos a la tarea de resolver estos problemas, que son muchos los que se han presentado en 20 años de trabajo.

Alejandro Ramírez Torres //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
El sistema de transmisión se tuvo que cambiar //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Tope de la varilla de estiramiento con calzo de motor de Lada en desuso //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Válvula del presoplado innovada //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Entre los aditamentos se emplearon cadenas y otras piezas de bicicletas //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Prense de soplado adaptado //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Los aniristas también crearon un sistema de enfriamiento para la sopladora //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«Por ejemplo el sistema de transmisión se tuvo que cambiar por otro, se adaptó el reductor principal, hubo que hacer bujes donde iban rodamientos lineales, calzos, sellos, entre otras soluciones que han permitido que hasta ahora la máquina esté trabajando», señaló Alejandro.


Este inquieto mecánico siempre busca las alternativas necesarias para que la sopladora no se detenga porque él sabe de la importancia que tiene pues, «de esta máquina dependen muchas otras fábricas de nuestra empresa, por ejemplo la del ron Pinilla, además la de la capital provincial Bayamo, así como industrias de hermanas provincias como la de Holguín y hasta Santiago de Cuba, por lo tanto es un orgullo nuestro preservar su funcionamiento para que varias lugares y el pueblo se beneficie con nuestros resultados», señaló Ramírez Torres.


Con las innovaciones que han logrado estos aniristas han tenido la oportunidad de representar a la fábrica en diferentes eventos del fórum de ciencia y técnica, donde conquistaron premios relevantes desde los encuentros de base hasta los nacionales. «La necesidad es la que nos impone buscar soluciones, si nos sentamos, o si esperamos por otros, nos trae problemas por eso nuestra política es que nosotros mismos creemos nuestras condiciones».


Muchos son los aportes realizado a esta máquina «porque representa la columna vertebral de la empresa de bebidas. Para lograr su estabilidad hemos utilizado en la sustitución de los accesorios originales rotos piezas de automotores como pistones, calzos, transmisión, cadenas y espros de bicicletas, que estaban en desuso en otros lados y las hemos adaptado a la sopladora», detalló Alejandro que lleva ya 28 años de trabajo en esta unidad.

Wilbert Blanco //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Wilbert Blanco es uno de los que está al frente de la producción de la sopladora como jefe de la brigada. Él bien sabe lo que representa mantener la estabilidad del funcionamiento de esta máquina porque «de ella depende mi sustento familiar y personal porque si la fábrica no estuviera trabajando no podría tener beneficios.


«Esta máquina logra la permanencia de las producciones de la empresa, si estuviera detenida tendríamos que estar reincorporados en otras funciones, o incluso interruptos en nuestros hogares sin poder garantizar lo que realmente necesita el pueblo», expresó este obrero que de los 27 años de labor en esta fábrica, se ha mantenido casi dos décadas en esta área de la sopladora.

Impacto
Sin dudas el impacto de sostener la marcha de este equipo ha sido el que necesita la empresa y la entidad para el aporte local, por eso Carlos Manuel Verdecia Gutiérrez, director de la fábrica manzanillera de refrescos no duda en afirmar que «como mismo esta máquina es el alma de la empresa, los aniristas de esta UEB son para ella su impulso.

Carlos Manuel Verdecia Gutiérrez //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«En sus inicios se mantenía en funcionamiento las 24 horas, hoy no es posible que lo haga por las limitaciones que tenemos debido al bloqueo económico y financiero del gobierno de los Estados Unidos a nuestro país, pero si está trabajando en turnos de 12 horas diarias, y si no es por esos aniristas no hubiera sido posible porque después de 10 años de explotación se paralizó, se le tuvo que hacer varias inventivas y arreglos para que pudiera conformar nuevamente los envases, y ha venido comportándose bastante estable en su funcionamiento».


El directivo agregó que lograr esta marcha repercute en toda la calidad del proceso porque «significa más inocuidad de los alimentos, más seguridad en los productos, y que estos tengan mayor durabilidad».
Muchos han sido los resultados obtenido con esta máquina, «ella como promedio debía conformar unos seis mil pomos por turnos de ocho horas, como lo venía haciendo hasta el 2010.

A partir de las regulaciones y reparaciones que se han tenido que hacer ha sido posible que siga trabajando aunque no a ese ritmo, y ha permitido que la empresa se ahorre 1.5 millones de pesos en la compra de pomos u otro envase, porque el año pasado en esta máquina se lograron más de 700 mil pomos de dos litros fundamentalmente, lo que significa poder envasar más de 12 mil cajas de refresco concentrado o ron en el mes», resaltó Verdecia Gutiérrez.



Aplausos
Entonces lleguen todas las loas a estos innovadores que han preservado la estabilidad de esta importante fábrica para lo que representa para el pueblo. Sin dudas ellos han hecho honor a las palabras de Fidel cuando dijo que el futuro de nuestra isla tenía que ser indiscutiblemente un futuro de hombres de ciencia y técnica.