Encabezar la avanzada hacia Occidente fue una muestra más de que Fidel, al igual que otros compañeros de lucha, veían en Camilo Cienfuegos al Señor de la Vanguardia, un hombre cuya intrepidez y valentía lo convertían en uno de los más destacados oficiales del Ejército Rebelde, y en el más capacitado para reeditar la hazaña que en la guerra del 95 protagonizaron Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Por sus cualidades e idoneidad, el 18 de agosto de 1958 el Comandante en Jefe mediante una orden militar, le asignó al guerrillero del sombrero alón, la misión de conducir una columna hasta Pinar del Río.
El 21 de agosto de 1958 partieron desde la Sierra Maestra- en el actual territorio de Bartolomé Masó- alrededor de ochenta hombres bajo su mando. La encomienda de la Columna No.2 era alcanzar la citada provincia e igualar la proeza del valeroso Lugarteniente general.
Cuentan que el Señor de la Vanguardia se reservó las jaranas para hablar con solemnidad a sus soldados sobre la inmensa tarea que tenían por delante.
“No puedo fallarle a Fidel”, dicen que pensó por un momento debido al retraso de un día por motivo de las lluvias torrenciales y la crecida de los ríos.
Avatares y contingencias afloraron en todo el trayecto, aunque ello no minó la fe en alcanzar el objetivo planteado por el líder de los insurgentes barbudos. El avance se realizó con escasos recursos y a través de afluentes crecidos, zonas cenagosas, de escasa población y acosados por las tropas enemigas.
La invasión se completó hasta La Habana, pues tras los constantes triunfos del Ejército Rebelde en el centro de la Isla y la huida de Batista, Fidel ordenó al Héroe de Yaguajay ocupar el campamento militar de Columbia, porque en aquel momento había mucho en juego y altos jefes militares querían boicotear la victoria final.
El hombre de la sonrisa de pueblo con su tropa cumplió cabal y exitosamente la misión encomendada, escribiendo nuevas páginas de heroicidad en el libro dorado de la historia Patria.