La FEEM, que el 6 de diciembre de 2016 cumple 46 años de fundada, siempre estuvo en alianza natural y consecuente con la FEU. Fiel a mi convicción de la importancia de los testimonios en el aprendizaje y el interés de las nuevas generaciones por la Historia, es que escribo estos recuerdos, que dedico con inmenso cariño a todos los que hicieron, hacen y harán posible que la FEEM continúe con renovados bríos por los caminos de la Revolución.
En el año 1970, la conmoción originada por no haber logrado la producción de los 10 millones de toneladas de azúcar, propició un profundo proceso de reflexión en todo nuestro país.
Uno de los resultados destacado fue el fortalecimiento del movimiento sindical y estudiantil.
Se decidió restablecer a la FEU como organización del estudiantado universitario, recordemos que entre 1968 y1970 funcionó como UJC-FEU; y se acordó por la dirección nacional de la UJC fundar la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).
La FEEM fue precedida por la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y las Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría (B.E.J.A.E.), que aportaron experiencias significativas para la formación de la nueva organización que tendría como principal objetivo canalizar las inquietudes y las iniciativas de los estudiantes.
El imagotipo o gráfico identificador de la FEEM, surgió de la creatividad de los propios estudiantes, que comenzaron a escribir el grafema FEEM en muchas superficies públicas, entre ellas las carrocerías y los cristales empolvados de automóviles. Un fotógrafo lo retrató y así surgió. Si alguien tiene otra versión más veraz les ruego socializarla.
El primer Congreso de la FEEM, culminó el 28 de enero de 1971, con la elección como presidente de Jorge Aldereguía Henríquez, estudiante del preuniversitario Manolito Aguiar de Marianao. El Yoyo, como le decíamos casi todos, demostró ser un excepcional dirigente, activo, inteligente, profundo, intrépido, creativo,… Como podrán apreciar en esta remembranza intentaré rendir un homenaje a su primer presidente, que muy probablemente haya sido el presidente más efímero, pero que hizo más en menos tiempo (28 de enero a 26 de noviembre de 1971). El Yoyo, terminó sus estudios de bachillerato en ese propio año. Nieto del eminente médico y revolucionario Gustavo Aldereguía e hijo de otro médico que consagró su vida a la salud pública cubana, y de la eminente científica, la Dra. Ruth Daysi Henríquez, mi inolvidable decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana.
Mucho valoro que un expresidente de la FEEM, escriba para Juventud Rebelde un artículo en que se conjugue el testimonio con las ideas de hoy y para el futuro. Yo he pensado en el compañero Abel Acosta, actualmente viceministro de Cultura.
Revisando la lista de expresidentes de la FEEM a instancia nacional publicada en ECURED, he comprobado que presenta importantes discontinuidades. Yo tengo ahora en mente no menos de 5 nombres, pero lo correcto es que se haga lo correcto correctamente: que los historiadores entren en acción. Recuerdo al primer presidente nacional de la FEEM, que invitado a la reunión del Consejo de Ministros que discutió la Ley contra la vagancia, pidió la palabra y realizó una sustanciosa intervención que asombró a los allí presentes. Algunos pensaron que era criticable que aquel muchachito hubiese hablado en tan alto órgano de gobierno. Pero Fidel y Raúl reconocieron y estimularon su participación en la que uno de los argumentos era que si bien era necesaria esa Ley, cada vez que tuviésemos que aplicarla, deberíamos estar conscientes que era una derrota del trabajo educativo de las organizaciones estudiantiles y juveniles y una muestra de ineficacia del proceso revolucionario
En febrero de 1971 se produjo la asamblea de nominación de candidatos para el secretariado de la FEU de la Universidad de La Habana, en la Ciudad Deportiva. Fue una asamblea llena de iniciativas de las siete facultades de entonces. Se produjo un “asalto de la dirección provincial de la FEEM”; para saludar las elecciones de la FEU. El saludo fue hecho por el presidente provincial, estudiante de un instituto tecnológico, pero con mucha más edad que la inmensa mayoría de los estudiantes universitarios allí reunidos. Cuando el compañero Serrano-ese es su apellido-, dijo que en nombre de los hermanos menores, saludaba a los hermanos mayores, se produjo una explosión de risa cariñosa y pícara.
En mayo de 1971, en un encuentro en el MINED, con el Subdirector General de la UNESCO, Jorge Aldereguía, a nombre de la FEEM realizó una brillante explicación de la participación de los estudiantes en el proceso de la Revolución Educacional. En la foto el visitante lo felicita.
En julio se realizó el ascenso al Pico Turquino, por la Columna Estudiantil integrada por estudiantes destacados de la FEEM. Yo participé como invitado, nunca antes había acometido tamaña proeza. Recuerdo a Yoyo Aldereguía, con su menuda corpulencia pero con energías insospechadas, avanzando por aquellas endemoniadas lomas y regresando para socorrer a los necesitados. Yo que tenía unos añitos más que los de secundaria, no la pasé muy bien, realmente me faltaba entrenamiento; en más de una ocasión me pedían ayuda para vencer pasos complicado, como el caso de la “loma del caldero”, que parecía no terminar nunca, o en el “paso del cadete”, en que había que aferrarse a una soga por un desfiladero abismal, para evitar una caída mortal. Unas pocas veces logré remolcar a unas muchachitas de menos de 15 años. Cuando nadie me veía, y las fuerzas físicas me faltaban, tiraba el carné de la UJC unos metros hacia adelante, y me decía: “atrápalo, primero muerto que desprestigiado”. Al fin llegué a la meta, y ahí estoy entre los que aparecen en esta foto junto al busto de Martí. En ella están el Comandante Belarmino Castilla, ministro de Educación, Aldereguía-bandera en manos-, los miembros del Buró Nacional de la UJC Espinosa y Mirta Rosa; y otros muchos valiosos compañeros y compañeras.
Durante el año 1972 y parte de 1973, pude compartir con otro presidente de la FEEM, Luís Alemán, un excelente dirigente estudiantil.
Fui testigo de una ejecutoria digna y muy responsable de la FEEM en todas las tareas acometidas. El estudio, el trabajo, el deporte, la cultura, la historia, la emulación, la defensa, la actividad internacional. Recuerdo particularmente el papel de la FEEM en la lucha contra el fraude en los exámenes.
Siempre Fidel y Raúl le dieron gran importancia al papel de ambas organizaciones estudiantiles.
Se puede observar la foto de Fidel enseñado una jugada de baloncesto a estudiantes de la Escuela en el Campo Ceiba1.
En la otra foto Raúl escoltado por Néstor del Prado presidente de la FEU de Cuba, a la izquierda, y Luís Alemán, el presidente nacional de la FEEM. Raúl nos invitó a participar en una cacería en Pinar del Río; en esos días Fidel estaba fuera de Cuba, participando en la conmemoración del 50 aniversario de la URSS. Se produjo un terrible terremoto en Managua, capital de Nicaragua, imperaba la cruel dictadura de Somoza, y Raúl intercambió con nosotros sobre la decisión de ofrecer ayuda a los damnificados enviando una Brigada cubana. Aquella conversación fue una verdadera clase para nosotros.
La FEEM siempre ha sido una cantera de dirigentes para la FEU. Varios presidentes de la FEEM fueron luego presidentes de la FEU de Cuba. Considero un acto de justicia reconocer el papel de los funcionarios del Departamento de la UJC encargado del trabajo con la FEEM: Pantaleón, Vaillant, Remberto, Teófilo, verdaderos mentores y facilitadores del trabajo de la organización estudiantil, estimulando siempre el rol protagónico de sus dirigentes.
Concluyendo este artículo nos llegó la triste noticia de la muerte de Fidel, que no por esperada dejo de ser devastadora para quienes aprendimos junto a él a empinarnos por los caminos turbulentos, gloriosos y emocionantes de una revolución verdadera.
Felicitaciones a los miembros de la FEEM. ¡Qué viva la FEEM!