La satisfacción de ayudar al prójimo

«Este es nuestro aporte a una obra de amor sin límites que Cuba hace para salvar a los cubanos del nuevo coronavirus».

Dice así el abuelo José Luis Pérez González aferrado al timón de su Chevrolet 52 de color naranja, con el que hace 25 años cubre la ruta entre el Hospital Clínico Quirúrgico Celia Sánchez Manduley y el parque Paquito Rosales de esta urbe.

Él es uno de los 22 porteadores privados de autos y 18 motoristas que en Manzanillo se alistaron para apoyar con sus medios el traslado de quienes regresan de los cuatro hospitales provinciales aquí enclavados.

«Nosotros siempre estuvimos interesados en tratar de ayudar conscientes de la situación difícil que está atravesando el municipio, el país y también el mundo; y ahora el darnos la posibilidad pues para nosotros contribuir es un motivo de alegría.

«Como trabajadores por cuenta propia no tenemos otra entrada y trabajar es una necesidad, así unimos la satisfacción de ayudar al prójimo a la posibilidad de poder suplir nuestras necesidades.

«No obstante a lo que precisamos, la prioridad es sumarnos con compromiso, aunque sabemos que corremos riesgos pero tratamos de tomar todas las medidas necesarias para no convertirnos nosotros en portadores y transmisores de la enfermedad.

«Las palabras del director de transporte en Manzanillo fueron conmovedoras e incentivaron a ser fraternales, a ayudar y tratar de ser lo mejor posible, y eso siempre ha estado por lo menos en mi deseo de hacer, coincide con mi religión y me siento contento de poder colaborar».

El director de transporte en el territorio se mantiene en contacto directo con los porteadores // Foto Denia Fleitas Rosales

«Aquí estamos transportando las altas médicas, pero también están viniendo otros usuarios y vamos hasta el parque a llevar a las personas y subimos; como hay varios carros de reserva siempre otros quedan esperando.

«De piquera a piquera se aplica la tarifa establecida, y si es hacia otro lugar pues se define con el cliente, y el combustible lo compramos a través de la tarjeta magnética que se nos facilitó a los porteadores privados.

«Esa tarjeta nos garantiza tranquilidad, ciertamente que antes muchos trabajamos con el combustible obtenido de la manera más barata posible, y al obtener la licencia operativa de Transporte se legalizó todo el proceso de una manera que yo me siento tranquilo.

«Tenemos satisfacción de estar aquí en esta línea que es útil para quienes no padecen la COVID-19 pero sí cualquier otra enfermedad y requieren de nuestros servicios, para poder ayudar a los más necesitados, y trataremos de que nadie tenga quejas de nuestra labor».

A sus 63 años, el chofer José Luis Pérez sigue al volante, dando muestras de que la voluntad de vencer al virus y contribuir con el bienestar de los cubanos es una faena de primer orden para todos.

Foto Denia Fleitas Rosales