Los Caminantes, apuesta musical por un sello de sentimiento

Los Caminantes, apuesta musical por un sello de sentimiento // Foto Roberto Mesa

Suenan las cuerdas de la guitarra y los bongoes, y junto a las voces, la armonía despierta ensueños y pasiones. Canta el trío, y entre las líneas melódicas no importa sin sabe a son, guaracha, feeling, bolero, trova o canción; trasciende la elegancia de las notas que llegan con sabor a cubanía.

El gusto de hoy es especial, con el sello distintivo que les identifica como Los Caminantes, los tres artífices de este regalo al oído y al alma, celebran  55 años de desempolvar la memoria sonora y rítmica de esta tierra y de hacer, como ecribió en su lírica el poeta Antonio Machado, “camino al andar”.

Cual genuina expresión de cubanía, vierten su profesionalidad entre los más disímiles géneros del pentagrama musical cubano, en recorrido desde los más tradicionales hasta la contemporaneidad, para adentrarse en la preferencia de quienes llevan en el recuerdo las notas de sus primeras entregas y de los que hoy no renuncian a enamorar y ser feliz desde la canción.

Aquel canto primigenio del 28 de septiembre de 1963, fue la mezcla de la guitarra prima de Miguel de la Cruz, voz segunda y director; la voz prima de Hugo Naranjo, guitarra acompañante, y la voz tercera y guitarra acompañante de Rafael González.

Estas vienen hasta hoy como recuento, en el legado que enriquecieron otros hombres de música que también incluyeron sus nombres y destreza a la historia del trío, ya legendario en el hacer musical de esta urbe costera.

Entre ellos, Rafael Remón Romagoza, director de Los Caminantes por más de 40 años y tercera voz, quien desplaza sus dedos ágiles y experimentados por las cuerdas del requinto, en homenaje a los primeros y a los que luego preservarán su herencia.

Tanto como en aquellas noches de fiesta junto a los vecinos y pobladores de la ciudad de Manzanillo, son sus melodías inscritas en un amplio diapasón tímbrico que torna al repertorio del conjunto en recorrido por el devenir histórico musical de la nación cubana, en plena alegoría a una corriente que se cimentó desde fines de los años 20 del siglo pasado gracias a la magia del Trío Matamoros.

Si bien con la influencia de los formatos musicales de su tipo en México, dígase Los Panchos, Los tres caballeros, Los tres reyes, Los ases; todos influenciados por la genialidad mezcla de voces y guitarras emergida de los Matamoros, tal como asegura Remón Romagoza, “hicimos nuestro propio repertorio y montamos la típica cubana, por ejemplo Sola de Juan Almeida, Se pierde y se gana, clásicos de los compositores cubanos, con arreglos propios del trío”.

Y así fueron dando forma a lo que son hoy, esencia de la tradición e identidad melódica de la que todos quisieran beber para sucumbir ante su encanto, o al menos una vez, ser la fuente de inspiración de sus canciones o su ventana la privilegiada de abrirse por el clamor romántico de una serenata.

Frutas de Caney, Son de la Loma, Lágrimas Negras, El camisón de Pepa, y números del repertorio latinoamericano lejano, y otros más próximos en el tiempo de la autoría de creadores cubanos actuales como Descemer Bueno, Leony Torres, Tony Ávila, embellecen sus presentaciones.

Trío Los Caminantes canta a la Glorieta desde el sentimiento de la canción // Foto Roberto Mesa
Trío Los Caminantes canta a la Glorieta desde el sentimiento de la canción // Foto Roberto Mesa

Esas que, desde cada espacio importante de la localidad agradan y realzan la cubanía, como lo hicieron durante 10 años desde 1999 en México, a decir de su director: “fuimos fortalecidos por la música cubana, y tuvimos la oportunidad de compartir con Los tres reyes, experiencia grande porque las personas bailaron junto a nosotros obras del Trio Matamoros, Compay Segundo, Ñico Saquito, y lo romántico de José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Elena Burke y Omara Portuondo, pues siempre había quien solicitaba Novia mía, Contigo en la distancia”.

Actuaciones que, valora Rodolfo Hernández Jiménez, voz prima y percusión menor, exigen de “consagración en los ensayos porque se hace un poco difícil; uno siempre quiere que todo salga excelente, por el compromiso con la calidad. Siempre recordamos con mucho cariño a los iniciadores e imaginamos cómo vivirían ellos estos momentos. Sí, los aplausos emocionan; nos erizamos porque uno enaltece lo cubano”.

Lo cual es posible porque también son una familia, asegura el joven Reinier Gorina, guitarra acompañante y voz segunda. “Me he disciplinado con ellos; aquí el valor de la responsabilidad y puntualidad son reglas de oro, hacer todo bien para que en verdad lo disfruten”.

Con una historia de participación en 28 festivales de tríos, en el evento Sindo Garay; su declaración como Hijos ilustres de Santiago de Cuba y Florida (Camagüey); merecedor de la condición Héroes del Moncada y el Pergamino de la Ciudad de Manzanillo, del Premio Bayamo, conferido por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Granma, el Trío Los Caminantes sigue labrando su senda.

“Nos sentimos jóvenes, con el  mismo espíritu, con oportunidades que te animan a crecer; y pese a encontrar que a veces tiende a limitarse los espacios para este tipo de formatos en la sociedad y en los medios de comunicación, sabemos que la música de trío no ha muerto ni morirá”.

Será perenne, desde la herencia de estos embajadores del son y de la música cubana en otras latitudes, que como dice Olvido del Trío Matamoros, “aunque quiera olvidarte, ha de ser imposible”.

La huella de ellos, y otros como Los embajadores, el de Las Hermanas Lago, el de Servando Díaz, el Taicuba y Guitarras Cubanas; permanecerá en las raíces de la música nacional, y en cada tonada que emerja de este trío manzanillero que “apuesta por el sello de Caminantes, por el buen andar”, en defensa de la tradición y el sentimiento.