Manuel Fajardo Rivero, manzanillero presente

Manuel Fajardo Rivero, más conocido por todos como Piti, trascendió en la historia por la humildad de su alma y la voluntad de poner a disposición del pueblo su saber como médico y su gallardía como combatiente por la libertad de la Patria.

 

Digno hijo de esta ciudad de Manzanillo, llevaba en sus entrañas la enseñanza de la madre Panchita, de quien bebió el alimento que nutre el cuerpo y la mente para surgir entre los hombres como héroe, patriota, como representante de una generación ejemplar que trajo en su mochila y fusil, en su ideario, la independencia.

 

Noviembre fue el mes que le vio nacer en su octavo día, y morir, el día 29, cuando apenas había cumplido sus 30 años, cumpliendo con el deber de defender la obra revolucionaria por la que otros como él también entregaron su vida.

 

El coraje que le permitía tomar el bisturí, con el que honró la profesión de las batas blancas que poco vistió por cambiarlas por el uniforme verde olivo de ascender la montaña y proteger al herido, defender la posición y conquistar la libertad, es el mismo que le acompañó en aquella hora de muerte.

 

El que le realzó a la cumbre de la historia cubana como hijo de una tierra redentora, estudiante ejemplar de la Universidad de La Habana; como profesional del Hospital Civil de su ciudad natal, de la clínica La Caridad, y como integrante del Movimiento 26 de Julio y combatiente de la serranía en pos de un sueño.

 

La valentía y sentido humanista que, igualmente, le permitió enfrentar con decisión y amor las nuevas tareas tras el triunfo revolucionario de enero de 1959, y por las cuales dejó huellas como director del Hospital Civil de Manzanillo, el Militar de Santiago de Cuba, en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, como jefe de las Patrullas Campesinas que contrarrestaron las bandas armadas en la Sierra Maestra.

 

El Comandante Piti Fajardo vive en su ejemplo, en las conquistas que los manzanilleros de hoy disfrutan, en los médicos, estudiantes y pueblo que le honran como hombre, combatiente y profesional nunca ausente, como manzanillero siempre presente.