Con respeto sagrado y admiración profunda, Cuba rinde homenaje al Mayor General Máximo Gómez Báez, general en jefe del Ejército Libertador, en ocasión del aniversario 118 de su fallecimiento. El acto político y ceremonia militar, llevado a cabo en la mañana de este sábado, en el emblemático Cementerio de Colón, estuvo encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Allí, donde reposan los restos de uno de los próceres más relevantes de la historia latinoamericana, estuvieron también el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como dirigentes del Partido y el Gobierno, y jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior.
Tras escucharse en la apacible mañana las notas de nuestro Himno Nacional fue depositada frente a la tumba del Generalísimo una ofrenda floral en nombre del pueblo de Cuba.
Se hace silencio. Homenaje y respeto para ese gran hombre, máxima expresión del internacionalismo en el siglo XXI, que luchó por la independencia de la Mayor de las Antillas como un cubano más.
Al pronunciar las palabras centrales de la breve ceremonia, el general de división Eugenio Rabilero Aguilera, jefe de la Dirección de Operaciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, destacó cómo, “en audaz e intrépida acción, con unos pocos, mal armados y menos experimentados hombres, dio la primera carga al machete en la Guerra de los Diez Años”.
De su ingenio militar, de su dignidad y entereza, de su servicio al pueblo y sus firmes convicciones, de la sabiduría y alcance de su pensamiento habló también Rabilero Aguilera.
“Los tiempos que corren —dijo— nos exigen volver a Gómez, al político, al humanista, al educador, al intelectual, al hombre ético de vida ejemplar. El estudio de su obra es un referente de obligatoria consulta para la defensa de nuestra soberanía y proyecto de nación”.
Tras la marcha en revista de las tropas, y mientras ese sagrado lugar donde reposan los restos mortales de tantos héroes se estremecía con las notas musicales de “El Mambí”, el Presidente Díaz-Canel colocó una rosa blanca junto a la tumba del Generalísimo. Luego el saludo respetuoso y otra vez el homenaje, porque así como grande es la obra que nos legó el Mayor General del Ejército Libertador, grandes fueron también sus sacrificios en defensa de la soberanía cubana.