Manzanillo. Octubre 5.- Hoy se celebra en gran parte del mundo el Día del docente, o día del Maestro, como también le llaman a la festividad en la que se conmemora a las personas que se dedican a enseñar a estudiantes de manera profesional.
En Manzanillo hay muchos de estos profesores que se destacan por sus premios, y entrega a los alumnos, pequeños duendes que les llenan de alegría y motivaciones cada jornada frente al aula. Una de ellas es Mireya Campuzano Peña, quien lleva 34 años en el magisterio.
– ¿Qué significa para ti brindar una vida completa a esta hermosa labor?
– Es toda una existencia dedicada a esta profesión. Me siento feliz con el amor que siento hacia los niños, la dedicación diaria hacia ellos, y trabajar con aquellos que presentan dificultades para que se sientan felices y terminen un curso escolar con buenos resultados.
– ¿Por qué entre tantas profesiones escogiste precisamente esta?
– ¡Ay!, porque me gusta demasiado. Me encanta trabajar con los niños, porque es una carrera tan linda que una se siente contenta cuando un pequeño va avanzando, pues algunos llegan con dificultades, sobre todo en el habla, otros que son tímidos, y hacia ellos va dirigido mi especial atención. Y lo hago para que venzan esos problemas que traen desde las casas. A pesar de ser una maestra debo ser también casi una psicóloga pues a veces tengo que conversar con ellos porque muchos son hijos de padres divorciados y eso le afecta al niño, así a través de mi contacto con los pequeños los saco de ese momento difícil por el que atraviesan.
– ¿Cómo recuerdas tus inicios en esta profesión?
– Comencé dirigiendo una escuela en el municipio montañoso de Pilón, y la experiencia fue maravillosa porque aprendí muchas cosas en aquel momento que me sirvieron para el futuro y mejor desempeño como maestra, pues inicié a trabajar con tan sólo 18 años.-
– ¿Por qué a Mireya también le gusta ayudar a la formación de nuevos maestros?
– Sí me gusta, porque ellos son nuestro relevo. Compañeros que trabajan en el campus Blas Roca de la Universidad de Granma han llegado conmigo para que ayude a sus estudiantes a enseñarlos a preparar clases, a formarlos, y lo hago con todo el amor del mundo, y hasta han salido muy bien en sus ejercicios finales.
-¿Qué siente Mireya al ver el fruto de sus alumnos formados ya como profesionales?
– Una alegría inmensa, a veces ya tienen hasta hijos y me ven por las calles, me saludan como «Profe Mireya». De verdad que he sentido esa felicidad grande de ver como todavía me recuerdan como aquella maestra que empezó tan joven, y que hoy en día aquellos niños ya son hombres y mujeres.
-¿Si la vida te diera otra oportunidad volverías a ser maestra? ¿Por qué?
– Por supuesto, porque es que me gusta tanto mi profesión. Mira por ella me superado cada día más. Me gradué en la educación para la primera infancia, fui educadora de círculos infantiles, luego pasé para la enseñanza especial, y finalmente estoy en la educación primaria, o sea son tres títulos que obtuve dentro de mi carrera porque es que me gusta mucho trabajar en educación.
– Tu mensaje para los nuevos educadores.
– Que trabajen muchísimo, que se preparen bien, que se vea en ellos desde sus corazones el deseo de ser un excelente profesional que trabaje con el amor, el cariño hacia los niños, que se crezcan ante cualquier dificultad que tenga un infante, y que los traten como si fueran hijos de ellos.