Mujer de mar

Lina Ramírez Benedicto es una de las féminas de la Empresa Pesquera Industrial de Granma (Epigran) // Foto: Cortesía de la entrevistada
Lina Ramírez Benedicto es una de las féminas de la Empresa Pesquera Industrial de Granma (Epigran) // Foto: Cortesía de la entrevistada

Manzanillo. Abril 8.- Los años de Lina Ramírez Benedicto tienen sabor a mar. Ese que, cual mezcla de brisa y salitre, habla de hazañas, naufragios, tesoros sumergidos, botellas con mensajes.

De esa infinidad de historias que nos parecen cosas de libros podrían escribir sus manos y mirada, hábiles para descubrir cada especie entre una montaña de pescados; para definir dimensiones y clasificar entre tallas; para señalar las rutas de la eficiencia en una industria escamera que honra.

En tres décadas, ¿cuántos soldaditos de plomo podría haber encontrado en las entrañas de los peces que han pasado por sus manos? «Sin dudas, muchos- dice mientras sonríe; he transitado por las diversas áreas de la Empresa Pesquera Industrial de Granma (Epigran) tanto que me convertí en procesadora integral, y lo mismo desconcho el ostión, que pico el pescado, clasifico camarones, trabajo en el conformado…»

Repasar su tránsito por la entidad requeriría hablar de la joven que pospuso sueños, de la mujer que fundó una familia, de la heredera que se apoderó de los saberes de leyendas obreras en el mismo espacio hasta alcanzar la dimensión de Heroínas del trabajo.

«No sabría definir si es mi primera o segunda casa. Tanto que es una necesidad ir todos los días hasta allí para ver qué puedo hacer, dónde aportar mis energías.

«Lo hago porque me gusta sentirme útil a mi sector, a esa industria pesquera donde he crecido, a la sociedad que recibe los beneficios de las faenas de los pescadores en alta mar, a la Revolución que necesita la contribución de todos para seguir siendo edificada».

Aún en tiempos en los que disminuyen las faenas de captura por el impacto de los combustibles, «ahí en los productos conformados también hay una porción de mi esfuerzo, es la nueva tarea y hay que cumplirla».

Ese espíritu de compromiso es el que la mantuvo como vanguardia nacional durante 23 años y de centro desde el 2008 hasta 2024.

«Crecer junto a aquellas heroínas de esta industria me hizo desarrollar esa pasión por lo que hago, y al dedicarme a ello cimenté mis sueños y el futuro al servicio de Epigran y de Manzanillo».

No hace falta su hablar, sobra ante la trayectoria de conquistas y distinciones como la Hazaña Laboral por 20 años de servicios, las medallas Jesús Menéndez Larrondo y Lázaro Peña de tercer grado; y la más relevante, el ejemplo ante quienes hoy realizan similares faenas.

«Siempre busco la manera de hablar con los más jóvenes, de enseñarles que lo mejor es entregarnos con pasión a cada tarea para que salga con eficiencia y calidad, no buscando premios o reconocimiento, sino la satisfacción personal de hacerlo lo mejor posible».

Desde esta visión Lina Ramírez es trabajadora, ama de casa, esposa, dirigente sindical, federada, manzanillera, cubana, «que ama ser de esos hombres y mujeres que extraen las riquezas del mar».