Manzanillo. Octubre 26.- El Museo Parque Nacional La Demajagua invita desde su principal atractivo, la historia, al encuentro con el espacio donde se cimentó la nación cubana desde el llamado de la campana y del Padre de la Patria a levantarse en armas por la emancipación de Cuba.
El escenario del estallido independentista el 10 de octubre de 1868 ofrece desde su renovación y reapertura, con motivo del aniversario 150 del suceso, un viaje a la mañana del sábado en que el patricio Carlos Manuel de Céspedes prendió la llama eterna de libertad.
A 14 kilómetros de la urbe manzanillera, se exhiben en su colección al aire libre la campana original del otrora ingenio La Demajagua soportada en el triángulo espadaño; las ruedas dentadas o catalinas de la máquina de vapor adheridas al jagüey; tachos y calderas de la desaparecida industria del azúcar.
La sala museo de carácter memorial se amplió a dos áreas, donde más de 400 piezas se disponen en cinco secciones temáticas, referidas a: el surgimiento del ingenio y de la finca de la cual Céspedes era propietario, la vida del Padre de la Patria en Manzanillo donde más tiempo habitó, el alzamiento donde resalta la confección por Candelaria Acosta (Cambula) de la bandera enarbolada el primer día de la gesta.
Mientras que las dos últimas recogen lo concerniente al devenir del sitio después del triunfo revolucionario, específicamente el proyecto del museo, la preservación de las ruinas; y la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro en el escenario, en dos ocasiones, declarado Monumento Nacional el seis de junio de 1978.
Se atesora la transcripción del texto original del Manifiesto del 10 de octubre, además, en vitrinas expositivas objetos encontrados durante el proceso constructivo inicial como una colección de cerámica, grilletes y cadenas, armas mambisas, piezas donadas por el museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, una escarapela usada por Céspedes, el tintero de Bartolomé Masó Márquez.
También, monedas acuñadas con la imagen de las ruinas del ingenio la Demajagua, la colección de sellos emitidos en conmemoración de los cien años de lucha en 1968, y dos tarjas encontradas recientemente, que pueden ser apreciados de martes a sábado, desde las nueve de la mañana a 12 del día y de una a cuatro de la tarde, y los domingos de nueve a 12 del medio día.
Esta exposición está calzada con una muestra virtual desde el televisor de 60 pulgadas ubicado en una de sus salas, para la transmisión de materiales didácticos, documentales, relacionados con el grito de ¡Independencia o Muerte!.
Entre las transformaciones destacan la apertura del Salón de protocolo cuyo atractivo principal es la obra de arte en vitral, 24 metros cuadrados que muestran los elementos distintivos de esa fecha fundacional con el sello del artista Francisco Javier.
Igualmente, la construcción del edificio socio-administrativo con 19 locales que condicionan la vida de los 14 trabajadores y en particular a los museólogos, quienes desde el sitio promueven, difunden y transmiten la historia a las nuevas generaciones.
Dicho inmueble cuenta con una sala de navegación en proceso de acondicionamiento, biblioteca, área de conservación de los objetos museables. También a la entrada del Parque Nacional, la cafetería y un punto de venta de la Cadena de Tiendas Caribe.
Damaris Díaz Solás, directora del museo, comenta que “desde la celebración del acto nacional por los 150 años del inicio de la guerra de independencia allí, la institución ha ganado un prestigio mayor, evidente en la afluencia de público que ya tiene; y su reapertura ha tenido una incidencia marcada en los pobladores de la comunidad homónima, porque ellos que sienten y aman esta tierra, no solo la visitan sino que la cuidan y colaboran con la institución”.