Ni pánico, ni exceso de confianza

Calle de Manzanillo hoy // Foto Marlene Herrera

Me cuenta que se encontró con su compañera de aula en la Facultad de Ciencias  Médicas, una extranjera de las tantas que estudian en Cuba, y al ir a dar el saludo habitual con un beso, ella, la extranjera, le extendió la mano y la “frenó” con cuidado: “oh, no, el coronavirus”.

Y vuelve a resonar en mi mente la frase del presidente cubano en la Mesa Redonda de ayer viernes, “ni pánico, ni exceso de confianza”, y es que acá, los cubanos, sabemos que las condiciones de los hospitales no son lo máximo, pero de una cosa estamos seguros todos, cuando se trata de garantizar la salud del pueblo, en situaciones especiales –como la que estamos viviendo-  el gobierno no escatima.

Y paradójicamente ahí viene el problema, eso genera una confianza que no nos hace ver, ni percibir, el riesgo que estamos corriendo. Es cierto que hay que tomar medidas, como lo ha estado haciendo la máxima dirección del país, pero también, hay que tomar precauciones a nivel personal, en la familia.

Se insiste en mantener la higiene, se tiene a la entrada de cada local el pomo con el hipoclorito, se están vendiendo los nasobucos, se impide el acceso a  los centros escolares de niños con síntomas de enfermedades respiratorias, todo eso está bien, pero, y siguen los peros, ¿nos lavamos las manos cuando llegamos a la casa?, ¿echamos el agua clorada antes de entrar a los locales o le pasamos por al lado al pomo?, ¿nos ponemos el nasobuco cuando hace falta?, ¿dejamos los niños en casa, o los llevamos a la cola para pasar más rápido? Ya sabemos las respuestas.

Es tiempo de concientizar lo que sucede. Los cubanos hacemos de todo un chiste, nos da trabajo pensar que nos va a suceder a  nosotros, somos así. Estaba en una casa donde nos reímos porque la señora de unos 70 años de edad se queda seria pensando y de pronto pregunta ¿cuál era aquella mata que pusimos en las casa cuando el cólera? Y empiezan los inventos, y los remedios caseros, “úntate mentol en la nariz que así no te cae”.

Eso es inevitable, hacer chistes, reírnos de la situación es algo que está en la idiosincrasia del cubano, lo que no podemos es quedarnos en el chiste, tenemos que estar conscientes de la realidad que se vive en el mundo, y Cuba forma parte de él.

Tampoco hay que ir a los extremos, no nos descuidemos pero tampoco armemos un show para crear pánico, como algunos han estado intentando. Incluso tengo la percepción al leer algunas publicaciones en las redes, que hay quienes quieren que se forme un caos, para poder criticar al gobierno, aunque eso signifique  familiares, amigos, vecinos, cubanos, en peligro. Lamentable.

Confiamos, sí, confiamos en que, en Cuba, esta tierra que nos llenó de orgullo cuando prestamos ayuda a los cruceristas, de gente solidaria, de gente jaranera y alegre, la salud está garantizada. No dejemos que tanta seguridad de que no va a pasar nada  nos complique la situación. El presidente fue claro y certero en sus palabras: ni pánico, ni exceso de confianza. Fuerza Cuba, que viviremos y venceremos.